pamplona - El nuevo taller ocupacional que Cáritas impulsa en Burlada pretende abrir sus puertas el próximo mes de octubre con una inversión que supera el millón de euros. Así lo aseguró el delegado de Cáritas Diocesana de Pamplona-Tudela, Ángel Iriarte, quien valora la oportunidad de centralizar en un mismo edificio los diferentes talleres ahora diseminados entre la Congregación de las Damas Apostólicas de la avenida Galicia, polígono Ansoáin y San Antón. Tres talleres (uno de hombres y dos de mujeres) donde vienen dando empleo a lo largo del año a alrededor de 180 personas que realizan diferentes actividades, desde embalar caramelos, colocar solapas a libros u ordenar prendas, todas ellas encargos de empresas y "dependiendo del mercado". "Tenemos problemas de espacio porque, por ejemplo, en Ansoáin están trabajando a dos turnos", expone. Talleres, que ahora se ocupan la mayoría en régimen de alquiler, y que tienen como denominador común la reinserción de las personas.

Hay empresas que pagan a Cáritas por el trabajo que realizan en estos locales pero no cubren el coste ni del mantenimiento de los talleres, admite Iriarte. "No es una actividad productiva", asume. Se trata de trabajos sencillos y manuales, "estamos hablando del nivel más básico en el mundo laboral, después están las empresas de inserción", relata. "Lo importante es tener a la gente ocupada, que adquieran habilidades y hábitos. Así, una parte importante de la jornada se dedica a la formación y al desarrollo personal", explica.

Dependiendo de las horas y días, los trabajadores reciben una prima, no se trata de un sueldo sino de una pequeña remuneración por el servicio que, a su vez, les va a servir para cualificarse en la búsqueda de empleo. Los talleres tendrán capacidad para unas 200 personas como mínimo y, según Iriarte, los perfiles se han diversificado mucho. "Hace apenas unos años era gente proveniente de ámbitos marginales, hoy como resultado de la crisis no tienen problemas sociales en muchos casos. Y predomina la presencia de mujeres con cargas familiares", señala. "No hay que olvidar que son espacios de trabajo social donde las personas tienen unas limitaciones aunque sean derivadas de muchos años de no poder trabajar", indica.

Los talleres se localizan en las inmediaciones de la plaza Rubén Beloki, con acceso desde la calle Bizkarmendia, y aprovechan la estructura del edificio-contenedor erigido en su momento para la nueva escuela taller (sin actividad ahora), y cuyo uso se cede por 20 años. El nuevo edificio tendrá dos plantas (en total 2.051 m2), la planta destinada a talleres donde se manejen equipamiento pesado, además de vestuarios y servicios, la primera para localizar despachos y espacios laborales que no requieran de maquinaria, además de formación, con dos grandes salas y otras tres menores. La operación urbanística fruto de un acuerdo con el Ayuntamiento de Burlada ha costado doce años en salir adelante y ha supuesto la cesión de los antiguos locales de la calle Mayor al Consistorio.

residencia Por otro lado, Cáritas también se propone unificar las dos residencias para personas en situación de exclusión social que ahora tiene repartidas en el edificio de las Damas Apostólicas (avenida Galicia) y en los locales de Etxabakoitz (edificio San José). La nueva residencia (3.717 m2 útiles), que ocupará un solar junto a los talleres ocupacionales de Burlada, podrá albergar un total de 45 plazas, 30 para hombres y 15 para mujeres. Ahora dispone de 20 y 8 respectivamente.

Tanto los talleres como las residencias y los cuatro pisos tutelados son recursos, explica Iriarte, "que nos ayudan a resolver procesos de acompañamiento con personas, son instrumentos de trabajo, no recursos finalistas".

En este momento "de recortes" en el ámbito social, en el que la crisis golpea fuertemente a la sociedad y falta empleo normalizado, se hace más necesario que nunca este tipo de servicios. "Tenemos más demanda que la que podemos atender".