aurizberri - Dicen que “la historia es la única rama del conocimiento que nos puede decir qué fuimos en el pasado, qué somos en el presente y qué seremos en el futuro”. Esta reflexión acompaña a Juan Mari Martínez Txoperena desde su infancia. Natural de Aurizberri-Espinal, nació con el don de la curiosidad bajo el brazo, y durante toda su vida se ha dedicado a buscar respuestas de aquellas preguntas que se le formulan. Desde hace varios años, está sumergido en una viaje rumbo a los orígenes de la civilización del Pirineo de Navarra. A lo largo de este camino ha encontrado restos prehistóricos, lo que podría ser la ciudad romana de Iturissa, y actualmente está trabajando por rescatar la antigua calzada romana de las malezas del olvido.
Esta afición por conocer todo lo que le rodea la disfruta desde que correteaba en pantaloneta por los verdes montes de su localidad natal. Vivir en medio de la naturaleza le ha servido para desarrollar su afición: “En cada salida al monte he ido realizando una lectura del terreno”. Tal es así, que un paseo acompañado de Txoperena se convierte en una lección de historia y ciencias naturales con solera: “Hasta en el paisaje más desértico te encuentras con miles de detalles que te pueden entretener”.
El amor que siente hacia la naturaleza se puede observar en los diferentes cuadros que ha ido realizando a lo largo de su vida. Según cuenta su hermana Raquel, de pequeño dibujaba con frecuencia en las aceras del pueblo. Al parecer, en aquel entonces comenzaron a florecer sus dotes artísticas. Cuando tenía alrededor de 20 años, participó en un concurso de dibujo con motivo del centenario de la fundación de Aurizberri-Espinal, y ganó el primer premio con un mural sobre la flora y fauna del municipio.
Pocos años después, tuvo la ocasión de comenzar a trabajar en un estudio de restauración en Iruñea, y desde entonces su carrera profesional se ha desarrollado en este campo. En aquella época no todo el mundo tenía la oportunidad de estudiar lo que quería, pero eso nunca fue un impedimento para él. Y es que ya lo dice el refrán, querer es poder, y poco a poco fue aprendiendo el oficio hasta que abrió su propio taller: “He tenido la suerte de trabajar en lo que me ha gustado”.
A pesar de estar en la ciudad, nunca se deshizo del cordón umbilical que lo une con su localidad natal. “Un día, un amigo me enseñó que había encontrado una punta de flecha. Me parecía imposible encontrar una herramienta neolítica cerca de Pamplona”. El hallazgo de su amigo lo motivó a indagar en Aurizberri. “Cuando comencé a investigar, vi que no era tan difícil encontrar restos arqueológicos; eso sí, había que saber dónde buscar”.
En los años 60, durante los buenos años de la patata, comenzaron a sembrar y trabajar la tierra del comunal Atabalza (Aurizberri), que hasta entonces apenas se había labrado. Prueba de ello son los restos de cerámica, cuchillos? que comenzaron a emerger del fondo de la tierra. “Al ver restos de cenizas, intuí que se trataba de una necrópolis, pero no sabía de qué época era; más tarde supe que era romana”. En este trabajo asesoró y colaboró con el equipo arqueológico de Mercedes Unzu y María Jesús Peréx. Al poco tiempo encontró la necrópolis de Otegi (Aurizberri).
el mundo romano Hasta ese momento, la afición de Txoperena era conocer los detalles de la prehistoria. Aunque poco a poco se dejó seducir por el mundo del Imperio Romano. En 2011, localizó los miliarios (piedras que se ponían cada mil pasos romanos) de Aurizberri-Espinal: “Las piedras estaban boca abajo. Cuando las levantamos, casi me caigo de espaldas al ver las letras romanas”.
Este hallazgo se hizo cerca de un viejo camino, en el punto donde los valles de Erro y Arce se dan la mano. Los miliarios desvelaron que se trataba de una calzada romana, y junto a las necrópolis encontradas (que se construían a las afueras de las ciudades), era muy probable que un posible asentamiento romano se encontrara bajo tierra. Hacía tiempo que investigadores navarros tenían la curiosidad de conocer la ubicación de Iturissa, asentamiento que el itinerario de Antonino ubica en la zona. Todas las hipótesis volvieron a coger fuerza al encontrar en 2012 las ruinas de un poblado en Zaldua (Auritz-Burguete). “Puede que sea Iturissa o puede que no, está por determinar”.
Dentro de su lista de hallazgos, también destacan el yacimiento romano del señorío de Artzi y la localización de dos nuevos miliarios en Ibañeta. Actualmente está trabajando en la recuperación de la calzada romana que transcurre por el Valle de Arce, Ibañeta y Valcarlos -junto a la Sociedad de Ciencias Aranzadi-. Destaca que realizar este trabajo es muy importante porque fijará definitivamente el paso de la vía por Valcarlos y se conocerán más detalles sobre la vida en época romana.