El batán del monasterio de Fitero y la ermita de San Sebastián, de Cintruénigo, son los dos únicos edificios o monumentos de la Ribera que aparecen en la Lista Roja del Patrimonio elaborada por la Asociación Hispania Nostra, dedicada a la defensa y protección de los bienes de interés cultural. Ambos edificios han sido incluidos por esta agrupación junto a otros 20 elementos del patrimonio histórico de Navarra que se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores.
En la actualidad, el batán del monasterio de Fitero se encuentra en ruinas, pese a haber estado en funcionamiento hasta el último cuarto del pasado siglo. Hoy en día solo se conservan los restos del salto de agua así como parte de la acequia de piedra por la que se encauzaba el agua. Una gran urbanización se ha llevado por delante el salto de agua, construido con sillares de piedra y un tramo de la canalización que conducía al cercano batán.
El de Fitero tenía habitación para el batanero y un huerto anejo. Según se explica en la web de la Lista Roja del Patrimonio, mientras el monasterio estuvo en activo y, concretamente, entre los siglos XV y XIX, tuvo una importante cabaña ovina de más de 100.000 ovejas, de las que se extraía la lana de buena calidad que se procesaba en los Lavatores antes de confeccionar los paños que finalmente se apelmazaban en los batanes o molinos de paños. Sus mecanismos de madera eran impulsados por la fuerza del agua, que movía una rueda. Ese movimiento de giro se trasladaba a unos martillos que golpeaban los tejidos hasta compactarlos. La desamortización definitiva del monasterio de Fitero, en 1835, y, sobre todo los efectos de la Revolución Industrial pusieron punto y final a la utilización de este batán, situado a mitad de cuesta de la Mejorada, junto a una chopera de la margen izquierda del río Alhama.
la ermita San Sebastián de Cintruénigo está ubicada sobre un yacimiento arqueológico en el que se han efectuado campañas de sondeos, descubriendo restos celtíberos, visigodos y de una villa romana. Su estado actual es de “ruina progresiva” y “está expuesta al expolio”. Según la Asociación Hispania Nostra, se ha producido un “hundimiento parcial de la techumbre y un desplome del ángulo que conforman el muro septentrional y oriental”. Asimismo, la actividad ganadera ha generado acumulación de escombros y basura en el área circundante.
La ermita es una construcción de piedra y ladrillo cuyo origen fundacional parece remontarse al periodo medieval. Su origen vendría avalado por la existencia de un retablo tardogótico que perteneció a dicho templo y en el que aparecen representados sus santos patronos, San Sebastián y Santa Ana.
El edificio es de planta rectangular formada por muros que combinan un aparejo de hiladas de ladrillo con relleno de mampostería. Los muros longitudinales aparecen reforzados con contrafuertes de cal y canto. A la fase medieval podrían corresponder los restos de zócalo de sillería arenisca conservados en diversos tramos de uno de los muros laterales (lado del Evangelio). La estructura arquitectónica estaba rematada por una cúpula sobre pechina con bóveda de lunetas y en su lado oriental contaba con una espadaña coronada por una cruz que albergaba una campana.
Batán de Fitero. El Batán del Monasterio de Fitero o Batán de Angós, como se le conocía antiguamente, fue encargado en el año 1640 por el abad cordobés Plácido del Corral y Guzman, al cantero turiasonense Pedro Angós. De ahí su nombre.
Ermita de San Sebastián. Está documentada la existencia de una cofradía de origen medieval que era la encargada del mantenimiento del templo. En el año 1629, los cofrades de San Sebastián protagonizaron uno de los acontecimientos históricos destacados de la villa, impidiendo por la fuerza que el retablo tardogótico de la ermita fuera trasladado hasta la iglesia parroquial de Cintruénigo.
Pinturas murales. Es posible que en el interior de la ermita todavía se conserven camuflados algunos restos pictóricos.