Barañáin - La Real Academia Española (RAE) define la palabra grafito -la manera oficial para decir grafiti- como “letrero o dibujo circunstanciales, generalmente agresivos y de protesta, trazados sobre una pared u otra superficie resistente”. Pero el berinianese Koldo Calvo Badiola, de 26 años, le da una vuelta a esa acepción. Porque, para él, el grafiti es un estilo de arte “realista, como cualquier otro, pero que elige los aerosoles para trabajar”. Y así lo demuestra en el medio centenar de obras que tiene repartidas entre Pamplona, la Comarca y Londres, tanto en la vía pública como en bajeras de particulares y habitaciones.

Bajo el seudónimo de Koldo Graffiti Pamplona (con este nombre tiene un perfil en Facebook donde muestra sus trabajos), este joven de Barañáin se aleja de esta definición clásica, en numerosas ocasiones vinculada al vandalismo callejero, para acercarse más al realismo, al diseño a escala, sin olvidar que cada obra “tiene un toque personal, porque cada artista ve las luces de un modo diferente”. Más lejos queda todavía aquel grafiti juvenil que “ni dice nada, ni denuncia, solo estropea; no sé muy bien qué quieren decir con esas letras”. Así, Koldo Graffiti defiende más la imagen, “porque vale más que mil palabras”, y define su trabajo como una unión entre “arte y elegancia”.

Pese a esa imagen que intenta transmitir opuesta al “tipo al que se le caen los pantalones”, Calvo es consciente de que queda mucho para alejar esa imagen macarra grafitera de la que puede ser en realidad: “Cuando a la gente le digo que soy grafitero y le enseño mi trabajo se suele sorprender; todavía no se sabe muy bien qué cosas se pueden hacer con aerosol”.

La relación de Koldo con esta expresión artística comenzó por casualidad, después de que un compañero del Bachiller Artístico que cursaba le sugiriese probar esta técnica “porque siempre se me han dado muy bien los contrastes y sombrear, como coser y cantar”. Poco después, “otro amigo me contó dónde podía comprar los aerosoles”, y así nació su primer obra, en 2008: un Spiderman en blanco y negro en el interior de su antigua bajera de Barañáin. Desde entonces, anuncios en páginas web y encargos de todo tipo, hasta alcanzar el medio centenar de paredes. De éstas, alrededor de una quincena se dejan ver por algunas calles de Londres, donde este berinianense vivió seis meses con el objetivo de mejorar su inglés. “No fui con la idea de pintar, pero por probar puse un anuncio en una página y me empezaron a llamar”, relata.

Todo un trabajo que llegó casi sin buscarlo y una técnica que Koldo ha ido aprendiendo a base de experimentar. “Cuando cojo los botes, me sorprendo a mí mismo. He oído muchas cosas, pero no les hago caso y, por suerte, nunca me he quedado insatisfecho, aunque siempre se puede mejorar”, confiesa.

CREANDO TENDENCIA Desde hace unos meses, entre los comercios de Pamplona y la Comarca se está extendiendo una moda de dar vida y color a sus persianas. Un claro ejemplo son calles del Casco Viejo de la capital navarra, como Estafeta, Campana o Mayor, donde se lucen diferentes obras de artistas locales. “Está bien que haya variedad de estilos. Es como una ciudad, que lo bonito es que haya edificios de diferentes estilos; lo mismo con el grafiti”, opina. Este berinianense, que se prepara las oposiciones de bombero, ilustra las fachadas de tres de gimnasios de Barañáin, la Rochapea y Artica, de un centro de posturología en Iturrama, una persiana de una nave del polígono de Villafranca y otras dos en el de Mutilva.

Para trabajar, “prefiero hacer retratos, tanto de animales como de personas” y, entre el color y el blanco y negro, el segundo: “puede quedar más elegante”, detalla. Ahora empieza a experimentar con los paisajes, sumergido en un proyecto que lleva junto a la empresa de interiorismo Decorazón: siete paredes, de unos 40m2 cada una, de una serie de porches residenciales de Mendillorri, en la calle Concejo de Egüés, que empiezan a lucir bosques, zorros, caballos, estanques y patos, entre otros.

Éste es, hasta el momento, su mayor encargo. Pero este joven sueña a lo grande: “Me gustaría pintar una pared frontal de bloque entero de viviendas, como de ocho pisos”. Un reto que, a primeras, no considera demasiado atrevido, ya que pinta “a escala, y lo que hago por cuadrículas en una pared de 4x2 metros, puedo trasladarlo a una de 30 veces mayor”.

Y como en casa de herrero, cuchillo de palo, la casa de Koldo no presume de ninguna obra; sí que lo hace su bajera, en la que un retrato del actor inglés Ian McKellen, conocido principalmente por su papel de Gandalf en El Señor de los Anillos, preside el espacio. Ni éste trabajo ni ninguno otro cuentan con la rúbrica de su autor. “De momento no les pongo; creo que la firma de los grafitis son ellos mismos”, puntualiza.