Síguenos en redes sociales:

“Nepal necesita ayuda”

La cooperante navarra Batirtze Cabello recauda dinero para los afectados por los dos terremotos Los fondos se destinarán a reconstruir escuelas o a ayudar a 550 familias de Bulung (en Dolakha)

“Nepal necesita ayuda”

unzué - “No nos olvidemos de Nepal porque necesita muchísima ayuda”. Es Batirtze Cabello Otxoa (37 años), natural de Pamplona aunque residente en Unzué, quien lanza este SOS. La cooperante navarra, que regresó del país asiático el 20 de mayo, ha abierto un número de cuenta (Laboral Kutxa 3035/0087/08/0871118835) para ayudar a los damnificados de los dos terremotos que devastaron el país el 25 abril (de 7,8 grados en la escala Richter) y el 12 de mayo (de 7,3), provocando miles de muertos, una crisis humanitaria que afecta a cientos de miles de personas y cuantiosos daños materiales. “Para reconstruir el país se van a necesitar unos cinco años. Según los medios de comunicación, solo ha llegado el 30% de la ayuda humanitaria, en muchos casos porque es el propio gobierno corrupto el que imposibilita que llegue, y la gente que está trabajando no da abasto”, subraya Cabello.

A unas semanas del monzón, temporada de lluvias que se prolonga de junio a septiembre, urge la llegada de víveres, sobre todo a aquellas localidades de más difícil acceso, para combatir los problemas de desnutrición que ya se están detectando en la población. “El acceso a los pueblos es una odisea. No quiero ni imaginarme cómo estarán los caminos cuando se embarren”, indica.

Con el dinero recaudado, por ahora 9.000 euros, esta profesora de francés del IESO Pedro de Atarrabia que se acogió a una excedencia para conocer Nepal, subvencionará tres proyectos. Destinará una parte a la asociación de músicos Shree Pokhara Baidam Sangetik Yuva Club, con la que colaboró cuando todavía estaba en el país asiático, que ha organizado una serie de conciertos para recaudar fondos; con la ONG Souls Helping Souls, que ayudará a 550 familias de Bulung, un pueblo del distrito de Dolakha; y en la reconstrucción de escuelas. “Agradezco mucho a la gente que confía en mí para gestionar el dinero”, reconoce.

Llegados a este punto, cabe retroceder hasta el 9 de abril, fecha en la que esta montañera decidió viajar a Nepal para cumplir uno de sus sueños: “Hacer el trekking de los Annapurnas y enlazarlo con otro que transcurre por el Santuario de los Annapurnas, donde está la placa que recuerda a Iñaki Ochoa de Olza, entre otros montañeros fallecidos”. En un primer momento, pensaba permanecer en el país unos tres meses, tiempo en el que también iba a colaborar con la ONG Be Human cuando llegase a la zona del Everest. El terremoto, sin embargo, le hizo cambiar de planes.

Aunque apenas sintió el temblor, pronto supo de su gravedad. Estaba a dos días de terminar el trekking en un restaurante de Tatopani pidiendo la comida cuando notó que la tierra temblaba levemente. Nada hacía presagiar la magnitud del desastre. Fueron unos jóvenes daneses quienes le alertaron de lo sucedido. Fue entonces cuando tras contactar con la Embajada se dirigió a Pokhara. “Nos sorprendió mucho el trato de la Embajada, la verdad, porque nos dijeron que nos preocupáramos de tener agua, comida y un móvil a mano, mientras que a los argentinos y chilenos que estaban con nosotros les habían puesto un hotel de referencia en el que les daban orientación”, critica. Asimismo confiesa que los primeros días fueron “muy confusos”. Recuerda, además, la “sensación extraña” que tuvo al llegar a la ciudad y no ver nada derruido. “Era un oasis. Estabas ahí como si nada, sabiendo lo que había pasado”, comenta. Y es que Pokhara está a 200 kilómetros de Katmandú.

Como muchos otros turistas, Cabello decidió entonces ponerse en contacto con ONG locales y ayudar a la población. En su caso, visitó los pueblos Manvu 1 y 2 en la región de Gorkha, donde ayudó a 250 familias, y Dadagun, en la región de Nuwakot. “Necesitaba verlo para creerlo”, reconoce.

Cuando más activa estaba, sin embargo, el cuerpo le dijo “basta”. “Se me inflamó la cara, pensaba que por la muela del juicio, no podía abrir la boca bien y estaba agotada del calor, del trabajo. Me lo tomé como un aviso del cuerpo. Reconozco que me costó mucho volver, porque hace falta tanta ayuda. Me siento mal por ello, pero creo que puedo ser más operativa desde aquí”, apunta. No obstante, no descarta volver a Nepal en las vacaciones de Navidad.