Con un abuelo materno que era tratante de ganado y con sus otros abuelos viviendo en una casa con una gran cuadra, era difícil que Javier Olcoz, vecino de Falces, no sintiera desde bien pequeño la pasión por los animales, sobre todo por los caballos.

En el año 2003, y tras ser discípulo de Álvaro Domecq, se lanzó a la aventura y creó Hípica Zahorí, una finca de 20 hectáreas situada a las afueras de este municipio ribero en la que, una vez dentro, te evades de la realidad. Caballos, vacas, bueyes, burros, ponis, y así hasta un total de 200 animales se pueden encontrar en este espacio.

Con el paso del tiempo, Olcoz ha hecho de la hípica y la doma un auténtico arte, lo ha profesionalizado, el único que lo ha hecho en toda la zona. Además de la doma clásica, este falcesino hace doma vaquera, enganche y, uno de los espectáculos más curiosos, las coreografías con caballos.

Son muchas las personas que han disfrutado con los bailes que Javier interpreta sobre el caballo acompañado siempre por alguna bailarina que interactúa con el animal. “Es una forma diferente de hacer arte, es un sentimiento que te invade y que después, intentas transmitirlo a la gente. Hay veces que cuesta inspirarse, la genialidad surge una vez cada cierto tiempo, pero es algo muy bonito”, comentaba Olcoz.

“A mí me gusta que los animales sean bravos, pero también deben ser bellos para que a la gente les gusten. Una de las partes más complicadas es seleccionar el ganado, ver las posibilidades que tiene cada uno, y eso conlleva mucho tiempo”, comentaba este falcesino, que reiteraba que al menos son necesarios tres años de preparación antes de que un animal de estas características salga al escenario. “Ensayar un baile requiere mucha paciencia y horas de preparación. Además, es necesario ver actuaciones y seguir formándote con cursos”, insistía.

Y es que sus actuaciones no son solo en plazas de toros sino que, en algunas ocasiones, el escenario cambia y han llegado a estar en un gran centro comercial o han apostado por un espectáculo teatral o medieval.

En estos lugares, Olcoz aseguraba que tanto el caballo como el que lo monta tienen más tensión, pero que “es imprescindible que haya una confianza total entre el caballo y el jinete, y entre el animal y la bailarina, así no hay ningún problema. Son muchas horas de entrenamiento por lo que después hay que dejar que intervenga la técnica”.

diversificación Además de estos espectáculos, esta finca ofrece exhibiciones de antigua labranza, carreras de caballos como las de Marcilla o Milagro, carreras de burros como la de Tafalla, gestión de plazas de toros como la de Almazán, transhumancias con bueyes y caballos, paseos en calesa y encierros, entre otras muchas.

Además, hay muchas personas que se acercan hasta esta finca para pasar un gran día campestre. De la mano de Olcoz, realizan una visita guiada, conocen a los animales, cómo se trabaja con ellos, qué comen y cómo se les cuida. También visitan el pequeño museo que tienen allí con objetos antiguos e incluso algunos montan a caballo.

“Hemos apostado por diversificar la oferta, por dar un paso más. Es una forma de unir el toro y el caballo en diferentes actividades”, recalcaba Olcoz mientras trotaba con su caballo estrella, Casimiro.

estilo de vida Olcoz reconoce que este no es su trabajo, sino que es un estilo de vida. “Es una forma de vida, muy bonita, pero muy dura, la verdad. El trabajo es sacrificado porque son 24 horas los 365 días del año y te dejas muchas cosas por el camino, que es algo que probablemente desde fuera no se sepa. Sin embargo, y a pesar de las complicaciones, es muy satisfactorio”.

La crisis no ha pasado de largo en este sector y, tal y como aseguraba este amante de los animales, a ellos también les ha golpeado muy fuerte ya que “tanto los particulares como los ayuntamientos, que son los que más espectáculos contratan, cuando tienen que recortar no se lo piensan y lo primero que quitan es de aquí. El reto que tenemos ahora es del de mantenernos”.

De hecho, Hípica Zahorí era la que hasta este año se encargaba de organizar la feria de ganado de San Fermín, un evento que, “a última hora”, y tal y como comentaba Olcoz, no llevarán. “Es vital una buena organización para rehabilitar este sector y es imprescindible que las instituciones apoyen este tipo de eventos”.

En este sentido, este ganadero también comentaba que las ferias, en general, han perdido su objetivo principal, que era el de la compra venta de ganado, y que ahora se centran más en el espectáculo y en la exhibición de animales.

“Estos actos son más un escaparate porque lo que es el negocio de comprar ha pasado a un segundo plano, de ahí que sea necesario dinamizar las ferias y hacer actos y exhibiciones paralelas para que la gente asista”, recalcaba Olcoz.

creando afición Aunque Olcoz se encarga él solo de la finca, lo cierto es que de vez en cuando tiene ayudantes por allí, sobre todo personas que van a montar o a cuidar a sus animales. Y es que hay muchos que optan por dejar allá a sus caballos para que los cuiden, los limpien y después, acudir a las pistas para montarlos y a cabalgarlos. “Suele costar algo más de 200 euros mensuales este servicio, pero a muchos les sale mejor que tenerlos en sus campos”.

El verano es la temporada alta para este tipo de espectáculos y es cuando más lucen, pero lo cierto es que mantener y cuidar de un espacio tan amplio con tanto animal es muy costoso económicamente hablando.

Por este motivo, Olcoz no quería dejar pasar la oportunidad para agradecer a todos los que aman este oficio y lo apoyan para que pueda seguir hacia adelante y anima a todos a disfrutar o, por lo menos, a conocer más de cerca este mundo.