En 1929 se inauguró en Pamplona un monumento a José Sanjurjo (Pamplona 1872-1936), general golpista del ejército español. El monumento, obra del escultor Fructuoso Orduna, representaba dos relieves en mármol con las efigies de un héroe, que recibía los laureles de manos de la Vida, encarnada por una mujer desnuda. El conjunto se coronaba por un retrato del propio Sanjurjo. En 1931 este busto fue arrancado y arrastrado por el suelo, aunque un vecino afecto lo recogió y lo guardó en su casa, hasta que el 19 de julio de 1936, en pleno golpe militar, fue repuesto en su lugar.
La foto muestra el momento de la inauguración en 1929, a la que asistió el hijo del general, también militar, por encontrarse enfermo su padre. El viejo general se recuperaría, no obstante, y aún llegaría a participar en la conspiración fascista de 1936, aunque moriría en accidente de aviación el 20 de julio de aquel infausto año, justo al día siguiente de que su busto fuera repuesto en lo alto del monumento. Ironías de la vida.
Hoy en día el monumento de 1929 sigue en pie en el límite mismo de las calles Ciudadela y Navas de Tolosa, aunque con algunos cambios notables. Cuando en 1936 el busto fue repuesto en lo alto del monumento, los relieves de Orduna, que incluían una mujer desnuda, fueron castamente transformados, por considerarse inmorales. Eran los tiempos del más pacato nacional-catolicismo. El 26 de junio de 1972 una bomba destruyó de nuevo el monumento, que sería restaurado para el 30 de diciembre de aquel mismo año. Por fin, con el advenimiento de la democracia, el busto fue retirado y las inscripciones borradas.
Hoy en día el conjunto sigue en pie, aunque un tanto extemporáneo y carente de significado. Han sido eliminadas algunas de las molduras que lo coronaban, pero permanece el pie de piedra y los dos relieves de Orduna, representando al héroe y a la Vida. En cuanto al desaparecido busto de Sanjurjo, y vistos los antecedentes, es posible que los guarde en un cajón de su casa alguna célebre exalcaldesa de Pamplona. Quién sabe...