De la escuadra y el compás al óleo, un arquitecto artista
Sigifredo Martín nunca imaginó que la misma Casa de Cultura de Zizur que diseñó en 1992 albergaría 24 años después una muestra de sus óleos más personal
zizur mayor - Arquitecto vocacional, experto en urbanismo, es discípulo de Moneo, su profesor de Dibujo Artístico en el Madrid de los setenta. “Era durísimo, pero nos quitó miedos y prejuicios. ¿Con qué me quedo de sus clases? Con su valoración del esfuerzo, enseñarnos a mirar... alumnos como yo nos lanzamos a dibujar en la escuela de Bellas Artes...”, recuerda.
Su primera exposición como pintor -años de pasión por Antonio López- fue un certamen universitario de pintura. Desde entonces no ha dejado de evadirse entre paletas de colores. Hizo una pequeña muestra en Tarifa, una ciudad a la que acude los veranos, y esta primavera se ha animado a exponer en la Casa de Cultura del Zizur donde vive. “No es una recopilación reciente, en esta muestra hay obra de muchos años”, admite quien disfruta pintando. En la muestra Ehundurak eta urteak/ Texturas y años se observan dos etapas claras delimitadas por el color. De su marca “castellana” más dura, con colores ocres, tonos oscuros y malvas, a cuadros más ligeros y luminosos cargados de azules, malvas, violetas y colores vivos pasteles. En toda su obra se repite la linealidad del muro, la puerta, la tapia, la fachada, la ventana que oculta un paisaje, desde la que se adivinan espacios más abiertos, incluso el mar... “Es necesario cruzar el muro para descubrir lo que hay detrás”, admite. Y en ese umbral ha sabido detenerse, cubriendo capas y capas de óleo, invirtiendo tiempo y rigor. Sus cuadros se plantan desde la perspectiva del arquitecto que es, con un dibujo previo, con ventanas o huecos que evocan las cuadrículas, edificios y trazos de una ciudad extraída en plano. A partir de ahí se llenan de relieve, silencio, equilibrio y observación.
Son cuadros con poca figuración salvo algunos detalles pequeños en los que parece añorar otras épocas y en los que se aleja del ámbito urbano. En esa dualidad siempre ha vivido, la ciudad y esos otros espacios menos ordenados o imaginarios.
Sigifredo encontró en la pintura su especial “refugio” en los últimos años del desarrollismo, expansión urbanística y “un mercado disparatado”. “La crisis ha creado una sociedad más dual e insolidaria. Sin embargo, en el campo de la arquitectura, se agradece ver ahora el regreso de las grúas a la ciudad en lugar de la obra nueva, la apuesta por la rehabilitación y la eficiencia energética”, indica. “Recuerdo que en los años sesenta-setenta, a partir de la crisis del petróleo, se pensó que la expansión de las ciudades sin medida acabaría pero fue una falsa ilusión porque llegó otra explosión mayor”, reitera.
Admirador de arquitectos como Rafael Moneo, Sáenz de Olza o Fernández Alba, “menos interesados en la vanidad” y alejados de otros arquitectos más recientes cuya obra es “demasiado reconocible y previsible”, inspirado en la Bauhaus y el movimiento racionalista que fue precursor de la arquitectura moderno, ha sido uno de los arquitectos asesores del Ayuntamiento de Zizur y, de hecho, la mayoría de sus dotaciones llevan su sello (el edificio circular del Consistorio es uno de los más reconocible).
No sólo Zizur Mayor. Martín conoce al detalle la transformación de Pamplona. Ha trabajado en el Plan Parcial de Rochapea, en el Plan Especial de Reforma Interior del Casco Viejo, y en el del Ensanche, así como en el diseño del Plan Parcial de Lezkairu, la “pieza” que faltaba en el cierre de ciudad y con un “eje bien vertebrado de equipamientos y zonas verdes”. Quizá por este amplio bagaje se atreve a ser crítico con algunas de las actuaciones urbanísticas que se han propuesto al calor de la burbuja como son los proyectos de Salesianos o Maristas que tilda como “disparates” ya que rompen con la medida del Ensanche y dan al traste con la “calidad urbana”.
Nació en Salamanca, estudió en Madrid y en 1977 se asentó en Pamplona donde ha desarrollado el grueso de su trayectoria profesional (ahora en el estudio 3G-arquitectos). Reconoce que la exposición pictórica está siendo un éxito. No lo esperaba pero olvida que hay mucha gente en esta ciudad que conoce y aprecia su otra obra, la de trazo más fino, y que se interesa ahora por esta nueva faceta. De idéntica sensibilidad.