resulta difícil creer que una localidad del Pirineo de apenas 180 habitantes cuente con una fanfarre, una coral, un grupo de bertsolaris y un conjunto de txistularis. Pero en Aurizberri/Espinal existe tal tradición musical que inventaron un día dedicado sólo a la música. Y de esto hace ya 20 años, porque precisamente mañana, el pueblo celebra la XX edición del Día de la Música (Musikaren Eguna) con un programa especial.
Txistus, gigantes y kilikis, voces corales, nuevas promesas musicales? completarán una jornada que será muy participativa, aunque, sin duda, el acto más emotivo serán las dianas. Todas las generaciones que han aprendido a tocar el txistu en Espinal en los últimos 45 años recorrerán de par de mañana las calles del pueblo y, a través de varias paradas, rememorarán la historia del instrumento en la localidad.
EL último ‘ttunttunero’ Silverio Villanueva Usoz fue un conocido ttunttunero que nació en Aintzioa el 12 de julio de 1867. Se trasladó a Espinal para trabajar en su reconstrucción tras quedar arrasado por un incendio en 1895 y después se casó con Agustina Erro, estableciendo allí su residencia.
Se dice que aprendió a tocar el txistu de oído en su época de pastor, de la mano del famoso Dorremotz, en Almandoz. Con su txistu y tamboril, Silverio animó durante muchos años las fiestas de los pueblos colindantes del valle de Esteribar, Arce, Erro y de Burguete. Era el ttunttunero del valle, no se concebía un ingurutxo o una jota sin el sonido de su txistu. Por eso, Espinal dedicó uno de sus gigantes a la figura de Silverio, el ttunttunero.
En 1948 participó, a petición de los vecinos, en lo que sería su último acto en Aurizberri: la inauguración del nuevo frontón Ederrena. Con Silverio en sus últimos días de vida, parecía que la historia del txistu estaba llegando a su final. Sin embargo, no tardó en reavivarse la llama.
Primera clase de txistu En 1970, el cura del pueblo Rafael Imaz lanzó un mensaje de alarma, cuando, con motivo del séptimo centenario de la fundación del pueblo, leyó un emotivo escrito que finalizaba preguntándose si Silverio sería el último ttunttunero de Espinal. Fue entonces cuando el vecino Pello Urtasun, movido por sus inquietudes musicales, propuso a la joven maestra de Pamplona Pili Huici que les enseñara el txistu. Y así fue como llegó el 23 de octubre de 1971, cuando se impartió la primera clase de txistu en Espinal. Desde ese momento, se originó un movimiento popular y cultural apoyado por curas y maestros que fue creciendo y creando una larga cantera de txistularis y músicos. Y si se ha mantenido hasta hoy, ha sido gracias al empeño desinteresado de personas que se dejaron la piel en mantener viva la llama del txistu y del euskera.
Primer día de la Música En el año 1996 nacía el primer Día de la Música en Aurizberri. Un año antes, se había formado la fanfarre y como necesitaban dinero para comprar un instrumento, surgió la idea de hacer una fiesta en torno a la música. Una fiesta que dio la oportunidad de enseñar y de transmitir la pasión musical a sus vecinos. Una fiesta que a lo largo de dos décadas ha ido afianzándose hasta convertirse en un día especial para los espinaleros, en el que la música y los músicos son los protagonistas. Con la misma esencia e ilusión que hace 20 años, Espinal volverá mañana a escribir una nueva canción para el recuerdo de su historia.
Viernes 19.30. Bertso- merienda en el gimnasio.
Sábado 10.00. Dianas por el pueblo, en las que se narrará la historia del txistu en la localidad.
12.00. Concierto en la iglesia del coro Auzperri Abesbatza, los txistularis y otros músicos.
12.00. Vermut amenizado por Fan eta Farre.
15.00. Comida.
18.30. Kantaldi.
Fin. Bocatas y música.