altsasu - Hace unos días se constituyó en Altsasu la Asociación Navarra del Bisonte Europeo Erkuden-Bisonte Europear Nafarroako Elkartea con el principal objetivo de “proteger, conservar y recuperar nuestra fauna silvestre en beneficio de las presentes y futuras generaciones, sin olvidar nuestro pasado y crear conciencia en la comunidad a través de la educación e interacción con la fauna silvestre”, según se dice en sus estatutos.
Para ello, plantean instalar en Altsasu un centro de cría de bisonte europeo para reintroducir la especie, proyecto que ya ha sido presentado a todos los grupos del Ayuntamiento, al Gobierno de Navarra así como a representantes de cazadores y de la Asociación Micológica de Alsasua. Y es que esta asociación aboga por compartir el espacio, según explican Marcos Álvarez y Juanma Galán, presidente y vicepresidente respectivamente.
“Queremos construir puentes para iniciar el camino juntos”, observan. Por ahora, forman parte de este proyecto 13 personas, pero el grupo está abierto a nuevos socios. Más información y contacto en: bisontena@gmail.com.
Si bien en la memoria inicial se planteaban una superficie mayor, ahora barajan unas 20 o 30 hectáreas, que podrían estar en Aizkibel, para cinco bisontes, cuatro hembras y un macho. El presupuesto oscilaría entre 38.000 y 45.000 euros, en función de la superficie a cerrar. “Este año el proyecto está subvencionado por la UE y es un tren que no podemos perder”, destacan.
Como actividades complementarias, plantean visitas guiadas y el desarrollo de paquetes turísticos. También habilitar una zona para la venta de artículos ligados al bisonte y al Paleolítico. No en vano, este animal es la última especie pleistocénica de Eurasia. “Incluso la caza de aquellos ejemplares que han finalizado su ciclo reproductivo podría ser otra fuente de desarrollo y recursos”, apuntan.
El bisonte es una especie autóctona, desaparecida en Navarra en el siglo XII, según señalan Álvarez y Galán, que sueñan con que este animal vuelva a encontrarse con su ecosistema cientos de años después “Es una especie salvaje en peligro de extinción, rústica, pero a la vez controlable y económica de controlar, emblemática, altamente conservadora del medio y poseedora de un fuerte valor añadido”, abundan. En este sentido, señalan que el bisonte ofrece oportunidades de desarrollo. “Representa una oportunidad de creación de empleo, al tiempo que sería un recurso para el turismo, la caza, el aprovechamiento de carne y el consumo de biomasa combustible”, apuntan. Asimismo, señalan que se encuentra en peligro de extinción y su plan de conservación demanda este tipo de acciones en todo el mundo. “La cría del bisonte europeo es una medida agroambiental que aúna ganadería, conservación, alternativa y sostenibilidad”, observan.
Por otro lado destacan, su labor medioambiental. “Es una herramienta forestal que selecciona, poda y desbroza, siempre dependiendo de las densidades que se manejan, lo que incidiría en una mayor biodiversidad y un menor riesgo de incendio”, apuntan, al tiempo que destacan “el abandono de nuestros montes, adueñados por la maleza”.
A la hora redactar el proyecto han contado con el apoyo y asesoramiento de Fernando Morán, de la Asociación para la Conservación del Bisonte Europeo. En la Península Ibérica, esta asociación promueve la búsqueda e implantación de esta especie mediante la fórmula de multifunción, cooperación y sinergia de desarrollo. Desde 2010 se ha pasado de 35 bisontes a 91 en varios desarrollos rurales que “funcionan y crean gestión de monte y empleo, además de conservación de una especie en peligro”, destacan desde la asociación.
ESPECIE PROTEGIDA El Bison bonansus fue la primera especie en peligro de extinción con la que se comenzó en Europa un proceso de recuperación y conservación. Fue hace 100 años y desde entonces no se conoce un ataque de un bisonte a la población, inciden. Fue exterminado en Polonia en 1919 y en 1927 en el Cáucaso. La reducción de su hábitat por el auge de la agricultura y su caza, bien en cacerías o por hambre en tiempos de guerra, diezmaron su población. Tan solo se mantuvieron vivos 12 ejemplares en varios zoológicos, a partir de los cuales comenzaron a reintroducirse en los años 50 en Europa del Este.
En la actualidad hay entre 4.000 y 4.500 ejemplares. Aproximadamente la mitad viven en núcleos zoológicos y centros de cría y recuperación. La otra mitad vive en semilibertad, con aporte alimentario ocasional durante el invierno para mantenerlos en zonas controladas y realizar censos de población. La más numerosa está en Polonia y Bielorrusia.
Este gran herbívoro, que puede llegar a pesar 1.500 kilos con 2 metros de alzada, se alimenta de hierba, arbustos de hoja verde y ramas, brotes de árboles y hojas. Es capaz de alimentarse en nieve hasta 60 centímetros de profundidad. La época de celo se extiende entre agosto y octubre, siendo sexualmente activos a partir de los 4 años. El macho hasta los 12 años y la hembra todo el resto de su vida, hasta los 18 o 20 años. Crían por término medio cada dos o tres años, aunque en cautividad pueden llegar a criar una vez por año. Animal gregario, la estructura poblacional es de manada.