Solo le pido
La nave huele a jazmín y madreselva. Las horas de sol son más, y el rancio olor a bourbon, soledad y apatía son ya un ingrato recuerdo. Otra vuelta a la esfera azul. Vuelta a la ilusión, las ganas y la esperanza. Allá, desde su deflagración original, y desde que el cosmos es profundo y cierto, la tierra, nuestra madre, se acerca al dios sol como nunca a lo largo del año. En su cortejo sempiterno, elíptico, el planeta, recibe en el solsticio de verano la semilla nueva; la simiente de la vida. Cada vez que la nave se llena de luz y calor le rezo un oración; le pido un deseo.
Solo le pido a dios, que ocurra lo que ocurra, ocurra lo mejor. No para los mínimos privilegiados, sino para los máximos dolidos, hastiados y desheredados.
Solo le pido a dios, que la venganza no sea proporcional, que la caridad sea superior de ética y moral, que el grado de humanidad les asombre.
Solo le pido a dios, echar a la hoguera purificadora, el odio, la mentira, el engaño las malas artes, las malas prácticas, aquello que causa dolor.
Solo le pido a dios, que se juzgue en conciencia, se asuman las consecuencias, ser valientes y puros; ser libres, no temer a la razón.
Solo le pido a dios, que la voz del conjunto sea una melodía universal, que los chirridos dolientes se acallen, que las asintonías del dominador sean juzgadas por el tiempo y los libros de historia.
Solo le pido a dios, que las guerras y los muertos no sean un negocio, una baza en la partida, una pieza de caza en la mesa de la concordia y el entendimiento.
Solo le pido a dios, que las mujeres sean lo que ellas quieran ser y decidan. Que escapen del yugo y sumen su sabiduría. Que los niños vayan a la playa a vivir y no a morir.
Solo le pido a dios, que mi voz no sea enmudecida por el chantaje y la corrupción, que las fuerzas no me fallen. Que las aguas del Arga sigan besando y acariciando eternamente El Puente.