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Dos apasionados tras las rocas caídas del cielo

Buscar restos de meteoritos en el desierto es el curioso hobbie que Emma Ardanaz y Ion Ander Lanza llevan realizando desde hace siete años

Dos apasionados tras las rocas caídas del cieloUNAI BEROIZ

pamplona - En muchas ocasiones cuerpos celestes del espacio aterrizan en nuestro planeta, estos sucesos son especiales. Rocas que tienen millones de años y han estado flotando en el espacio hasta que un día caen del cielo envueltas en fuego, aterrizando en lugares insospechados. Son piedras, pueden no ser atractivas a la vista, pero contienen una gran cantidad de información sobre el universo y una magia especial. El hecho de poder recoger estos tesoros naturales es lo que lleva a Emma Ardanaz y Ion Ander Lanza, vecinos de Beriáin a recorrerse el mundo en su busca. Una pasión que poco a poco ha ido creciendo a la vez que su aprendizaje sobre este mundo, poco reconocido.

Todo comenzó cuando la pareja vio una bola de fuego cruzando el cielo desde la ventana de su casa. “Inmediatamente quisimos ir a recogerlo, lo buscamos pero no supimos nada de él. Entonces comenzamos a investigar y a informarnos sobre los meteoritos”, relata Emma. Aunque siempre tuvieron curiosidad por los misterios que guarda el espacio, fue a partir de ese suceso cuando iniciaron su aventura en el mundillo. “Empezamos comprando algún meteorito por Internet y conocimos al que ahora es uno de nuestros compañeros de expediciones y nos introdujo más en la materia”, explica Ion. Desde entonces, estos cazameteoritos que son soldadores de profesión, dedican sus ratos libres a este hobbie, aunque admiten que les encantaría poder vivir de ello. “Nuestras vacaciones son para irnos a buscar meteoritos, nos solemos coger quince días hacia octubre para ir al desierto de Atacama en Chile”, destaca Emma.

Estos vecinos de Beriáin forman parte de un equipo de expedición junto a científicos españoles y han viajado a los desiertos de Chile y Túnez en busca de las rocas del cielo. Estos lugares son adecuados para el rastreo de meteoritos ya que son zonas muy estables y por lo tanto las rocas se mantienen en el mismo lugar durante mucho tiempo. Asimismo, el color más oscuro, casi negro, de estas piedras destaca sobre la arena del desierto y es por eso que las batidas las hacen a simple vista. “Uno suele conducir el todo terreno mientras que otro va arriba mirando y cuando ve algo avisa y paramos, aunque mucho trabajo se hace a pie”, comenta Emma.

la búsqueda Encontrar meteoritos no es tarea fácil, pero la experiencia de esta pareja siempre ha sido positiva. “Hay momentos de frustración en los que estás en mitad del desierto, con un calor increíble, muchísimo polvo y llevas días sin encontrar nada, pero cuando por fin aparece algo, merece la pena todo lo anterior”, asegura Ion. Y es que todo depende de la zona; puede estar plagada de rocas, o no. “Lo mejor es encontrar una D.C.A , que es una zona que está aun sin explorar, pero para eso necesitas muchísimo tiempo y con quince días no haces nada”, expone. Antes de viajar, las expediciones requieren mucha preparación tanto sobre el terreno que se va a cubrir como de los utensilios necesarios. Parte del equipamiento esencial es un GPS para poder anotar la posición exacta, además de una lupa para examinar las rocas, y un imán. “El detector de metales puede ser muy útil para recoger meteoritos metálicos que están enterrados”, añade Ion.

Año tras año, estos apasionados de los meteoritos han ido coleccionando diferentes ejemplares que guardan en un estudio en su domicilio. “Dentro de los meteoritos hay muchos tipos, cada uno tiene su peculiaridad; las rarezas y la forma son lo que les da mayor valor”, explica Ion. La niña de sus ojos, su pieza más preciada es un Aion IIE, sin grupo. “En el mundo solo se han encontrado siete ejemplares y este es el octavo. Lo vi y cuando lo moví con el pie me di cuenta de que no era un meteorito común”, relata Emma. Otra de sus posesiones favoritas es parte del meteorito IMILAC que es sumamente apreciado debido a su tono translucido y a la belleza de granos hermosos de color oliva. Sin embargo, aseguran que aún les faltan bastantes ejemplares para tener una buena colección. “ Nos encantaría encontrar una roca de Marte o una lunar, pero son bastante difíciles de conseguir”, destaca Emma.

En el caso de que un bólido cayera en algún lugar del país, esta pareja iría sin dudarlo a la zona de la colisión con su perro, Iron que está entrenado para rastrear este tipo de rocas. Ambos consideran que en España no hay cultura de preocupación por conservar meteoritos. “En lugares como Estados Unidos, la caída de un meteorito supone un evento muy aclamado y está muy controlado”, apunta Ion.

A pesar de que llevan siete años detrás de las rocas negras, la pareja admite que siempre está aprendiendo. Ion pasa sus horas libres en el estudio cortando piezas de rocas y observándolas con el microscopio. Y es que cuando se encuentra un meteorito hay que catalogarlo y para ello hacer falta un análisis científico. “Yo lo corto, lo mando a analizar y esto puede tardar algunos meses hasta que se sabe que tipo de roca que es”, expone. Asimismo, la pareja lleva dos años realizando joyas con rocas de meteorito. Colgantes y pendientes que se pueden adquirir en su página www.meteoritepanspermia.com. Además, en la web también ponen a la venta meteoritos recogidos por ellos.