Larramendi, el paraíso de los dulces artesanos
Las heladerías y la pastelería Larramendi son los negocios artesanales que esta familia regenta a base de esfuerzo y constante renovación
pamplona - La pastelería Larramendi en Burlada es uno de los negocios familiares de Pamplona que ofrece productos totalmente artesanales. Su propietario Víctor Larramendi es un maestro pastelero que siempre quiere lo mejor para sus clientes; la calidad y el buen servicio forman parte de la filosofía de su negocio. Desde hace 8 años sus hijas regentan las heladerías que llevan el mismo nombre en el centro de Pamplona utilizando la misma doctrina de cuidado en los detalles.
Lo que comenzó como un trabajo desconocido terminó por convertirse en su pasión y con 22 años Víctor fundó junto con su mujer, Gracia Abascal, la pastelería que ya lleva 36 años situada en la calle de la Merindad de Sangüesa. Sus hijas, Ana y Marta Larramendi, también forman parte de esta marca artesanal y se encargan de las heladerías del centro situadas en la calle Estafeta y San Nicolás. En 2008, la familia tomó la decisión de ampliar el negocio de helados caseros, que ya se producían en la pastelería. “Fue idea de mi padre y aunque era algo arriesgado, por el clima de Pamplona, vimos un hueco en el mercado y nos pareció que podría funcionar”, explica Ana. El año de su apertura la heladería de la calle Estafeta tuvo gran éxito y al siguiente vieron la oportunidad de establecer otro local en San Nicolás y se lanzaron a la aventura. No obstante, las heladerías y la pastelería son negocios diferentes y los regentan padres e hijas respectivamente. Ana apunta que “al final los cuatro estamos en todo un poco y nos preocupamos de ambos negocios”.
Uno de los postres estrella de la pastelería es su famosa goxua. No obstante, el establecimiento dispone de todo tipo de repostería como tartas de hojaldre, bizcochos, miniaturas o chocolatería que se producen allí mismo y siempre de manera innovadora. Víctor asegura que dedica gran parte de su tiempo a formarse, mejorar y buscar nuevos géneros que ofrecer a sus clientes. “Renovarse es muy importante y he llegado a viajar hasta 200 kilómetros para ver una pastelería. Intentamos localizar y probar los mejores ingredientes y recetas que luego incluimos entre nuestros productos”, expone el repostero. Muchos de los encargos que reciben son de habituales y es esencial que los pedidos estén recién hechos para el momento en el que el cliente los recoge. “ Cada cliente es un mundo y tenemos para gustos variados, algo que no puede faltar son los hojaldres o la mousse de chocolate”, destaca. Debido al esfuerzo que supone crear productos artesanos y de buena calidad, su precio es algo superior al que se puede llegar a pagar en las grandes superficies. Sin embargo, nada tiene que ver con lo que este tipo de comercio ofrece. “Estamos en momentos de crisis y hace años había muchos más encargos que ahora, pero nos seguimos manteniendo bastante bien”, apunta Víctor.
Los helados son también de manufactura propia y los producen en su obrador de Arre desde que tras el boom del primer año se les hiciera pequeño su obrador del local de Burlada. Las heladerías ofrecen 60 sabores diferentes, 36 en la calle Estafeta más clásicos como el de chocolate, fresa, oreo o stracciattella, y 48 en la tienda de San Nicolás. Esta última ofrece mayor variedad ya que dispone de los 36 del local de Estafeta y tiene además otros gustos más originales, como por ejemplo frutas del bosque, mango o helados cremosos de queso Idiazábal. La temporada de trabajo para las hermanas Larramendi comienza en Semana Santa y termina hacia finales de septiembre. Sin embargo, el resto del año se dedican a formarse e innovar en el tema de heladerías. “Cada dos años, en enero, vamos a una feria internacional de helados en Rimini, Italia, y allí nos reciclamos con las nuevas tendencias en nuestro ámbito”, manifiesta Ana. Además de los sabores, estos empresarios consideran importante invertir en renovar la imagen de la marca para llamar así la atención de la gente. Por ello, desde su fundación la pastelería ha sufrido tres reformas integrales y desde las heladerías pretender dar un cambio estético; tanto a los uniformes de las dependientas como la forma de presentar el producto.
La familia Larramendi tiene muy clara la filosofía de sus empresas; la calidad de los productos estando siempre al día de las novedades en su sector y a la vez, intentando impulsar el comercio local usando ingredientes naturales de proveedores de la zona.
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