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22 años ligadas a la vida de Santa Criz en Eslava

Rosa Armendáriz y Pilar Sáez de Albéniz, arqueólogas, compañeras y amigas, recogen el fruto de su trabajo y desvelos por el yacimiento

22 años ligadas a la vida de Santa Criz en EslavaMARIAN ZOZAYA

ESLAVA. Las arqueólogas Rosa Armendáriz Aznar y Pilar Sáez de Albéniz Arregui se sienten en Santa Criz como en su casa, y aseguran que Eslava, localidad de la comarca de Sangüesa a la que las dos pertenecen, es su segundo pueblo. Por algo han dedicado 22 años de su vida y carrera profesional a Santa Criz, la ciudad romana que estos días se pone de largo y por la que sienten pasión.

Cuando llegaron en 1994 Santa Criz era un campo de pastos que ya no se cultivaba y les bastó una primera intervención para saber que se trataba de un lugar mayor. "Había una necrópolis y un castro vascón, una columna, la esquina de un mausoleo... Supimos que Santa Criz era más que una villa", relatan.

Entre 1995 y 1996 se sucedieron las primeras excavaciones, y en 1997 tuvieron que dejarlo porque no se les permitió continuar. Volvieron en 2006 con el impulso del Plan Director encargado por el Gobierno y ya no se han ido. Como es natural, en este largo camino han pasado por diferentes etapas: desde la alegría y la lucha por impulsar el proyecto, hasta hacerlo visible como un espacio hoy definido: el foro y la necrópolis, restos consolidados que ofrecen a la sociedad, entre senderos y documentación.

"Ha sido un proyecto de vida que nos ha aportado mucho y en el que hemos puesto mucha energía", añaden. La historia de esta consolidación pasa por momentos intensos, espectaculares , pero también por otros de desasosiego, salvados con su ilusión; siempre apuntaladas por sus familias, el Ayuntamiento de Eslava y con las aportaciones del Gobierno.

Lo que hoy se puede ver en Santa Criz, explican, son restos del foro o plaza pública "de una ciudad privilegiada del cerro", la zona noble de la ciudad, lugar de vida comercial, jurídica y religiosa, en la que han accedido sobre todo al criptopótico o galería semisubterránea construida para resolver la pendiente sobre la que se levantó el foro. Desde allí, Rosa Armendáriz habla de urbanismo en evolución de una ciudad en auge, de cerámicas manufacturadas e indígenas, de los habitantes vascones anteriores a la villa romana. Pilares y sillares encontrados, añadía, "son indicadores de magia y culto, clavos de sandalias, elementos que nos llevan al mundo militar, monedas de la Legio Décima, policromías, ricos estucos y capiteles, (once de estilo corintio) y de restos del togado de mármol italiano, revelan su nivel".

Desde la necrópolis, la otra zona excavada, Pilar Sáez de Albéniz relata lo que nos dicen las tumbas, como en una clase básica a caballo entre la dinámica de la arqueología y la historia de los restos encontrados sobre las incineraciones que allí se practicaban, el mausoleo levantado, objetos de la vida doméstica, restos de ánforas, un pico de lucerna de las primeras décadas del siglo I y otros interesantes hallazgos. "Encontramos restos bien conservados de libaciones de rituales religiosos, de banquetes funerarios, monedas que nos hablan de fusión de culturas de las que somos herederos", recalca.

Elegantes en su reciente inauguración, o en traje de faena a pleno sol, escuchar sus explicaciones es un lujo, bien como responsables técnicas directoras de la excavación, bien como profesionales vocacionales que disfrutan sobre el terreno en contacto con las piedras milenarias. Ambas han madurado en la vieja ciudad de Santa Criz, y en Eslava, entre sus mayores, labradores que siempre han mantenido que allí había algo porque lo veían al paso respetuoso de sus arados.

Por todo lo descubierto, la monumentalidad de sus restos y la abundancia de vestigios epigráficos, y por lo que queda por descubrir, se sabe que Santa Criz es la ciudad romana más importante de Navarra. "Este yacimiento es una joya histórica desde el punto de vista científico, como encuentro temprano de culturas de la primera mitad del siglo I, desde el castro vascón hasta la romanidad. Hay que seguir excavando. No nos podemos quedar aquí". Y en esta fase se encuentran hoy, en la que Ayuntamiento y Gobierno se tienen que sentar a definir el trazado y dar utilidad a Santa Criz para la comunidad científica, pedagógica, para el ocio y el turismo , sin olvidar la vertiente de desarrollo para la comarca.

"Recibimos con satisfacción a los visitantes y sentimos que hay conexión entre ellos y el lugar. Es el fruto de este tiempo, un regalo", afirman , sin perder la luz y la pasión con la confianza puesta en seguir en contacto con las piedras que desvelan los secretos de vida de la ciudad romana.