A Isidro García
Hace escasas fechas nos dejó Isidro García, quizás por el nombre no lo conozcáis pero para muchos tudelanos era muy conocido, de hecho para todos los de mi generación que fuimos socios del Frontón, Isidro era una de las dos voces de la Sociedad. La otra banda sonora del Frontón sería Vicente Marín el Royo. Hemos sentido mucho la muerte de Isidro, puesto que formó parte de nuestras vidas. Para los que tenemos de 40 hasta 60 años, Isidro junto con el Royo fueron las voces del Frontón, cada uno en su lugar, uno llevando el bar Ribotas y otro como conserje de la instalaciones. Ambos fueron los que de niños, nos corregían, nos regañaban y los que a grito limpio nos ponían firmes. Recordar a Isidro y al Royo es recordar los años en que el Frontón era más que una piscina, un lugar donde aparte de bañarnos, nos divertíamos, reíamos y jugábamos al frontón, hasta que uno de los dos por una u otra razón alzaba la voz y teníamos que salir zumbando. Fueron años felices. El otro día tras acudir a darle nuestro adiós a Isidro, recordábamos a muchos amigos de entonces, a la gran familia que era el Frontón, a las comidas bajo los plataneros, el miedo a tirarnos del ultimo trampolín, las caídas en el lavapiés, las bombas japonesas, el guardarropa rodeado de jilgueros y decenas de pájaros cantores, los partidos de pala y frontenis y los gritos de Isidro si alguna pelota aterrizaba en las mesas de su terraza o de el Royo si osábamos subir a la terraza (entonces solo empleada para que las féminas tomaran el sol y donde no podían subir hombres o, en este caso, niños), las orquestas y los artistas que venían en fiestas, la discoteca Aladino... Isidro y el Royo eran, para nosotros, los ogros del Frontón, las voces de la Sociedad. Mas adelante, con el paso de los años, al estar los tres en la junta directiva conocimos a otro Isidro, con el mismo fuerte carácter pero más amable, sencillo? y el ogro de nuestros años jóvenes se transformó en amigo con el que pasamos buenos ratos. Últimamente coincidíamos y lo seguíamos viendo en la cafetería, frente a su casa por lo que nuestra relación no se diluyó con el tiempo. Isidro igual no fue conocido para muchos pero, para nuestra generación, dejó huella y siempre tendrá hueco en nuestra memoria.
J. Marín, C. Anguiano y J.M. Lafuente.
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