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Yárnoz, el pueblo resucitado

la localidad llegó a contar con solo dos familias; ahora sus 27 vecinos forman una más grande

Yárnoz, el pueblo resucitadoINAKI PORTO

yarnoz, localidad del Valle de Elorz, tiene 27 habitantes y, más que un pequeño pueblo, es una gran familia. Sin embargo, hubo un tiempo en que esta familia era algo menos numerosa. Carmen Echarte Górriz, que lleva 50 años en la localidad, recuerda bien aquella época. “Cuando yo llegué, aquí vivían siete familias. Pero algunos años después nos quedamos solo dos”, explica recostada contra el umbral de la puerta de su casa en Santa María, la única calle del pueblo. “Sí, cuando nosotros éramos pequeños, en el pueblo solo vivía otra familia, un matrimonio con dos hijos y algunos familiares más... El resto vivían en Pamplona y solo venían los fines de semana o en vacaciones. Yo creo que entre las dos familias sumábamos unas 15 personas”, concuerda Elena Biurrun, hija de Carmen.

Este importante descenso de población tuvo consecuencias sobre el entonces Concejo de Yárnoz. “Justo antes de que comenzasen a venir los nuevos vecinos se realizó un recuento de población. Y en vista de que llevábamos bastante tiempo sin superar los 15 habitantes, el Valle de Elorz nos absorbió y nos convertimos en un concejo tutelado”, comenta Elena. Desde entonces, el presupuesto se reduce a los gastos de las fiestas. Ahora para cualquier cosa hay que llamar al Ayuntamiento de Elorz”, afirma.

Otro de los cambios que experimentó el pueblo con la disolución del concejo fue la mejora de Santa María. “Cogimos el dinero que quedaba del concejo, ese que los abuelillos no querían soltar, y lo invertimos en la calle nueva y en mejorar el cableado”, explica Biurrun entre risas. El próximo objetivo es renovar y modernizar el pozo séptico, “el mismo de hace 40 años”. “Antes, para una población de 15 personas, pues no pasaba nada, pero ahora somos casi 30...”, señalan.

Sin embargo, en cuanto a servicios, “ni hemos empeorado ni hemos mejorado”. “El panadero sigue viniendo como siempre, un día sí y otro no, y para hacer compras más grandes, vamos a Noáin”, explica Carmen. Mientras que Elena, cuyos hijos están en edad escolar, explica que, en cuanto a la escolarización o las actividades extraescolares, “no tenemos ningún problema”. “El autobús viene a buscarlos y van al colegio de Noáin. Siempre y cuando quieras quedarte por la zona, no hay problemas. Tienes todas las ventajas de la vida en el pueblo, pero en la ciudad”, puntualiza.

Lo que no ha cambiado con el paso de los años es el “ambientillo”, que ha enganchado a nuevos vecinos como José Cadenas y ha provocado que otros, como Elena, vuelvan. “Yo soy nacida aquí, pero de soltera estuve viviendo en Pamplona y, luego, al tener a mi primer hijo, volví”, confiesa Elena, que “no me planteo ir a ningún otro sitio”

A José le movieron otros motivos, y lleva dos años y medio en Yárnoz. “Estoy enfermo del corazón. He tenido seis infartos y el médico me dijo que me tenía que alejar del estrés de la ciudad. Desde que estoy aquí no me ha dado ninguno más”, confirma Cadenas, que no duda en asegurar que “muchas veces nos juntamos para hacer meriendas, pelar pimientos... Siempre estamos moviéndonos y pasando el rato”.