Tangueros con ritmo para cambiar de pareja
La asociación Nido Gaucho reúne en Pamplona cada jueves a más de 40 personas que bailan con los pies y el alma,y comparten encuentros entre diferentes ciudades
PAMPLONA. Dicen que el tanto entra por el oído, pasa por el corazón y “vibra el alma” antes de llegar a los pies. Eduardo Torres y Paz Diego son pareja y se conocieron bailando. Forman parte del grupo de más de 40 personas, amantes del tanto, que todos los jueves por la noche se reúnen para bailar y fomentar este arte. Tienen su propio juevintxo en el bar Sami de Iturrama con sus milongas nocturnas. Llegan los de casa (asociación Nido Gaucho con miembros de todas las generaciones), “y siempre cae alguna visita”, gente que hace el Camino de Santiago y que lleva los zapatos de tacón en la mochila o del mundo de los negocios y que disfruta con este arte. Es cierto. Son un movimiento muy amplio, hay grupos de tanguero en todas las ciudades del país. De hecho, la cita que tuvo lugar del 3 al 6 de noviembre en Pamplona congregó a más de 250 personas en el 7º Encuentro de Tango Argentino en Pamplona. Cada capital de provincia celebra sus propios eventos para quienes quieran abrazarse y girar al ritmo de esta música, cargada de historias, secretos y pasiones.
Eduardo y Paz fueron alumnos de la gran pareja de bailarines Roque Castellano y Gi-selle Gatica Lujan. Aunque habían dado clases en otras escuelas fue la química con esta pareja lo que les llevó a montar una asociación junto con otros, entonces, aprendices. ¿Por qué les gusta? Es elegante, sensual, tiene carácter, permite mantener cierta “intimidad” con la pareja pero a la vez es muy “social” porque en cada tanda hay que cambiar de pareja. “Te impone pero una vez que lo dominas tiene un componente emocional muy grande. En un año puedes coger base, te pueden sacar a bailar, todo depende del tiempo que le dediques y de la habilidad de cada uno”, remarca Paz. “Los que aprenden antes son los primeros que salen a bailar, los que más interés ponen”, abundan.
Los de Nido Gaucho bailan tres estilos: tango, milonga y vals criollo, y siempre buscan una orquesta porque necesitan una música “muy marcada porque se cambia mucho de pareja”. ¿Qué es una milonga? “Una reunión de personas que se juntan para contar mentiras al oído para camelar a la pareja”, ironiza Eduardo. Por algo muchos tangos quedaron prohibidos durante las dictaduras argentinas ya que exaltaban el erotismo. “En los 60 y 70 se perdió y fue recuperado gracias a los milongueros viejos que se seguían juntando a bailar”. Hoy, hasta el papa Francisco es un porteño que ama y conoce el tango. En la milonga todos pueden recorrer la pista girando en sentido contrario a las agujas del reloj, sin chocar a las demás parejas ni hablar mientras se baila para que todos puedan escuchar la música”. Te enseñan desde el principio a caminar, luego un pasito...”. Los milongueros celebrarán unas jornadas el 11 de diciembre, Día Mundial del Tango, cumpleaños de Gardel y de Julio de Caro, si bien prefieren a clásicos como Juan d’Arienzo o Rodolfo Biagi para bailar. Eduardo venía del heavy. Su profesora de tango le llevó a ver bailar a unos chicos que llegaron a la ciudad y aquello fue “la revelación”. Paz se asomó al tango desde el flamenco y el claqué. “Me enamoré del tango cuando vi una milonga en la calle, y cómo cambiaban de pareja..., yo quería bailar así. Ahora tengo grandes amigos entre las personas que bailamos”. “La gente joven se anima pero menos de lo deseable. Se asocia con los abuelos pero cada vez va calando más”.
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