pamplona - ¿Qué ha pasado con el vermú, que nos sabía a viejo y ahora tomamos un traguito y ya nos creemos Audrey y Gregory dando vueltas por Roma en un motorino?, se recrean en Facebook. “Los domingos son los nuevos sábados, los mediodías son las nuevas madrugadas”, admite el matrimonio navarro formado por Pedro Rodríguez Negro y Lola Pérez de Prado para quienes “su nueva locura” está resultando una experiencia muy “placentera” y exitosa. Pedro es empresario, venía del sector hotelero y Lola, decoradora. De su fusión creativa y su gusto por las mañanas de vermú y aceituna nació el proyecto DarLaLata en la calle Navarro Villoslada. No es una franquicia, de hecho cada mueble y elemento de decoración ha sido buscados con mimo. Con aspecto vintage y una paleta de colores entre el blanco y el azul, la madera y los colores marinos nos “recuerdan a las cantinas marineras”.
“Nos hemos dejado seducir por este alcohol que rezuma sofisticación a la vez que deja en el paladar ese ambiente festivo”, subrayan. Y lo hacen en un local que imita a barco pesquero con esa especie de poder sanador que tiene el mar y un local luminoso... El propio logo es un homenaje al mar con un
En DarLaLata hay un vermú para cada gusto, para cada paladar, y de todos los tipos: rojos, blancos , dulces, amargos, nacionales, internacionales, de sidra, cereza, txakoli, albari?o... 82 tipos diferentes y una carta que se esfuerza en llegar al centenar. Un twist de naranja, dos hielos y pipeta con mandarina, ginebra, Campari, Angostura y un ingrediente secreto: el vermú de la casa.
“Es un juego delicioso buscar el vermú que excita tus papilas gustativas, con un equilibrio perfecto entre los dulces y los amargos. Además, va acompañado de una pipeta con unos cuantos ingredientes que le dan ese punto maravilloso de alquimia, de magia”, explican en el blog creado por la firma Salt&Pepper.
Toda una filosofía de vida detrás de cada combinado y un aperitivo también original, que huye de la tradicional tortilla de patata o de los clásicos fritos para descubrir el gusto por las conservas de calidad. De hecho, ofertan entre 50 y 60 variedades de conservas de origen cántabro, gallego, vizcaíno y portugués, entre otros. Desde las anchoas de Santoña hechas especialmente para el bar por conserveras artesanales o los galardonados mejillones de Ramón Franco pasando por los percebes de la Ría Gallera hasta el exclusivo caviar belga, con una “genuina colección de conservas”. “Se sirve la lata abierta sobre un papel de carnicero acompañada de picos manchegos o pan”, abundan. También hay aceitunas Gordal rellenas de distintos sabores, chipirón, mejillon, pulpo, queso, anchoillas, jamón, lacon... O patatas fritas en lata que sirven con una salsa muy chisposa de vinagre, orégano y pimentón. Otro de los puntos fuertes es la chacinería en la que destaca la cabeza de jabalí de Burgos hecha con presa y secreto ibérico, canela y naranja. Y el fin de semana, marsico de quisquilón, ostras o centollo, sin olvidar una barra de pinchos basada en la tradicional oferta donostiarra. Dentro de poco los postres también van a ir encerrados en una lata y se podrá degustar tarta de queso, brownie y tarta de la abuela a base de galletas. Además de ampliar su colección de conservas gourmet tienen previsto abrir nuevos locales en Donosti y Bilbao. Y es que la hostelería se revitaliza a plena luz del día.