Hablar de literatura en términos numéricos puede parecer una insensatez hasta que surge la necesidad de concretar qué es lo que ha llevado a un establecimiento como Letras a la taza a convertirse en una de las 70 librerías, del total de las 3.700 que existen en el Estado, que cuenta con el Sello de Calidad para librerías que otorga el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. La concesión, que se hizo pública el miércoles, sitúa a este negocio con una breve pero intensísima andadura de poco más de tres años (se abrió en diciembre de 2014) en el “nuevo modelo” de librerías que ofrecen “un fondo amplio y actualizado”, y además proponen un espacio social y cultura donde poder compartir lecturas, aficiones, inquietudes y eventos para adultos y niños. Es el caso de Letras a la taza, la locura conjunta de Miguel Iglesias y David Martón, dos riberos con las ideas muy claras cuya propuesta de cafetería-librería en la calle Herrerías de Tudela ha calado en la vida cotidiana de la capital ribera y se ha asentado como referencia en el trasiego de las idas y venidas de los colegios, la ruta de pinchos, el café mañanero y la cerveza de después del trabajo. “Barajamos varios sitios para el negocio, pero éste nos llamó la atención desde el primer momento”, recuerda Miguel Iglesias, sabedor de las ventajas de una zona peatonal y del atractivo de la bodega del local, en la que se llevan a cabo presentaciones de libros, catas de vinos y cervezas, recitales...

De la misma manera, se aprovecha la terraza en verano, un espacio vivo para los conciertos, los cuentacuentos y las lecturas de poemas, en las lentas y despreocupadas tardes estivales.

15.000 títulos “A principios de 2017, nos propusimos una serie de metas, entre ellas conseguir el Sello de Calidad. Tuvimos que esperar hasta diciembre porque la librería debe tener al menos tres años, así que lo preparamos todo para pasar la auditoría del Ministerio en noviembre”, explican los propietarios de Letras a la taza. El establecimiento cumplió con requisitos tan poco casuales y tan complicados como contar con un fondo bibliográfico “variado”. Y quién dice variado, dice 15.000 títulos distintos de 400 editoriales, que es con lo que cuenta actualmente Letras a la taza. Sobre el papel de la librería como “agente social”, le avalan las más de 180 actividades organizadas a lo largo de este año. “El Sello, al fin y al cabo, es una insignia de lo que queremos vender y ofrecer a nuestro público, que es que intentamos siempre estar en constante mejora”, afirman Iglesias y Martón, recordando que en Navarra solo ellos y Librería Auzolan cuentan con este distintivo.