Un libro de fotografías publicado en fechas muy recientes y titulado Etxezarra 1912-Baztan 2012, ha puesto de actualidad la singular arquitectura de los caseríos y casas de labranza del Valle de Baztan. Basado en la colección que con su cámara captó hace más de un siglo el capuchino Pedro de Madrid (Pedro Satué Blanco, 1880-1936), profesor de dibujo y pintura (además, copista de muy notable calidad), el fotógrafo y periodista José Luis Larrión elabora una obra que compara el tránsito del tiempo por 23 caseríos (alguno desaparecido) que eran y son, y los cambios, en ciertos casos imperceptibles, registrados.
El tristemente desaparecido Colegio de Lekaroz que por más de un siglo administraron los PP Capuchinos fue adelantado foco de ciencia y un ejemplo de estudio e investigación multidisciplinar. Se cultivó, entre otras materias artísticas, la fotografía para la que se dotó de un impensable y completo laboratorio para la época, primeros años del siglo pasado, con las cámaras y lentes más sofisticadas y la más avanzada tecnología.
En esta materia dejaron su huella al menos cuatro capuchinos con particular dominio de la técnica, el pionero Antonio de Antequera, Pedro de Madrid (en el siglo, Pedro Satué, protagonista del génesis de Etxezarra), Fernando de Pamplona y Ambrosio de Lorca (¿o de Elorz?). En 1912, VII Centenario de la batalla de las Navas de Tolosa (de donde, precisamente, dicen proceder la bandera oficial de Baztan) se convoca un certamen fotográfico patrocinado por las Diputaciones de Gipuzkoa, Álava y Navarra, y el Ayuntamiento de Pamplona, en el que “el verdadero triunfador” fue el capuchino Pedro de Madrid, profesor de dibujo y pintura y fotógrafo oficial del Colegio de Lekaroz, “que obtuvo los principales galardones”.
Presenta, bajo el lema Echezarra, una colección fotográfica de caseríos del valle de Baztan, que “obtuvo los principales galardones”. En esa colección, mostrada por última vez al público en el Museo del Centenario (1988) de la fundación del desaparecido colegio, basa su excelente labor técnica el fotógrafo José Luis Larrión. Con apoyo literario de José Javier Azanza, buen conocedor de la arquitectura de Baztan, de Roberto San Martín, y traducción (en este caso podría decirse del euskera al castellano) de Paskual Rekalde, Larrión busca en Baztan tomar imágenes desde idéntico punto que lo hizo Pedro de Madrid.
el libro El resultado es un trabajo excepcional en todos sus aspectos. “Localizamos los caseríos, ya que conservan su nombre y sus dueños nos acogieron con toda cordialidad, algo muy gratificante y ha sido muy agradable observar como han sido objeto de muy acertadas rehabilitaciones y restauracioness; casi todos conservan sus elementos originales”, explica José Luis Larrión, que confirma que “estas antiguas fotografías tienen un indudable valor añadido, son auténticos documentos etnográficos”.
Los coautores, “en aras a la fidelidad”, han mantenido el mismo orden, escriben José Javier Azanza y Roberto San Martín, respecto al álbum original del P. Pedro de Madrid, que “no obedece a un criterio espacial, ni advertimos tampoco razones de tipo cronológico, toponímico o arquitectónico que lo justifiquen”. La publicación, en efecto, ha sido trabajada con cuidado minucioso, incluso cariñoso podría decirse, incluido el tratamiento magnífico de Analecta Editorial. Al final, una obra preciosa, ejemplo de saber y buen hacer, que se merece (debería) estar presente en todos los hogares baztandarras y de aficionados a la fotografía histórico-arquitectónica.