El día 1 de abril de 1969 se publicaba el decreto en el Boletín Oficial del Estado. “Dispongo: Artículo primero. Se aprueba la incorporación voluntaria del Municipio de Maya del Baztan al de Baztan”. Lo firmaba aquel climatológico dictador “fresco general procedente de Galicia”, el genocida Francisco Franco que mandaba más que nadie entonces, acompañado por Camilo Alonso Vega, el Ministro de la Gobernación popularmente Camulo por sus demostradas brutalidades.

El decreto, de fecha 13 de marzo, recoge los hechos de forma sucinta, e indica que el Ayuntamiento de Amaiur había acordado con el quórum legal la incorporación de su municipio al limítrofe de Baztan, “en base a la deficiencia de recursos económicos para sostener los servicios municipales y a la facilidad con que el Ayuntamiento de Baztan podía hacerse cargo de dichos servicios”. La Corporación había dado su conformidad, el informe de la Diputación Foral de Navarra y del Gobierno Civil también eran favorables y “no se produjo reclamación alguna”.

Acababan así, bendecidas por el BON, la soberanía y la capacidad autonómica de una villa “zintzo ta leiala” (noble y leal”), histórico y permanente guardián de las libertades e independencia del que fue Reino de Navarra.

dos en uno El Valle de Baztan totalizaba de tal forma una superficie de 374 kilómetros cuadrados (el mayor de Navarra) que se extienden entre Otsondo y Belate, consecuencia de los 359,86 que siempre tuvo y los 13,99 que aportó Amaiur. El último alcalde de Amaiur era a la sazón Ramón Migueltorena Mitxelena, etxekojaun de la casa Komainea y de Baztan, Ángel María Hualde y Goizueta, de Irurita.

Lo recuerda Jesús Urrutia Jauregi, jurado que fue y alcalde si lo quería el albedrío del alcalde de Baztan al que quedaba incardinado el municipio: “Entonces yo tenía quince años (en 1969) y por lo que llegaba a entender, la integración fue dolorosa pero bastante justificada por la penuria económica”.

“Amaiur tenía problemas para hacerse cargo del sueldo del secretario, del médico y el maestro (Joaquín Labayen, de grata memoria) y de los servicios básicos y parece que no quedaba otra solución”. En la localidad, la incertidumbre previa a la decisión debió ser intensa y no exenta de polémica (pacífica) entre unos y otros vecinos, si bien la cruda realidad se impuso.

LA CENA DEL ADIÓS Inmediatamente, el archivo amaiurtarra se trasladaba a Elizondo, a la Casa Consistorial, la Herriko Etxea cerraba ruinosa hasta los años setenta, cuando accedían a ella los jóvenes empeñados en dar nueva vida a la villa y empezaban su rehabilitación. En la planta baja nació Amaiurko Gaztelu Elkartea, asociación integrada por la totalidad de las familias, se organizó el primer certamen de habilidad de perros de pastor y se fijaba un objetivo fundamental: reconstruir en Gaztelua el monumento a los postreros defensores de la soberanía del Reino de Navarra.

Otro amaiurtarra, Paskual Rekalde Irigoien, licenciado en Filología Vasca y consultor de Euskaltzaindia, conserva algún detalle en su memoria: “Después de la incorporación, Ramón Migueltorena y otros concejales fueron a Pamplona a visitar a Miguel Javier Urmeneta, diputado foral de su confianza que les debió de preguntar si en la negociación habían conseguido mantener el escudo propio y el título de Villa”. Al menos en las actas de Baztan, pasó a ser Lugar o pueblo como los otros catorce, no consta que se le privara del título de Villa y su bandera sigue en Amaiur.

Por cierto que fue en su casa, Juanikotenea, donde celebró la última Corporación de Amaiur una cena de despedida. Se sabe que dos concejales, no consta su identidad, habían dimitido de sus cargos tras tomarse el acuerdo decisivo y, aunque la digestión debió ser amarga, todos se despidieron amistosa y caballerosamente y se dispusieron a asumir que al día siguiente Amaiur dejaba de ser municipio independiente y pasaba a ser (o no) un pueblo más de Baztan. Todavía se registró un detalle reflejo del disgusto de bastantes, ya que el Ayuntamiento de Baztan colocó su escudo en el arco de entrada a la villa. De noche, jóvenes disconformes lo arrancaron y acabó (parece) en el río.