urdazubi - Urdazubi acogió ayer la 12ª edición de la Burdinaren Eguna (Día del Hierro), en conmemoración de la llegada del mineral vizcaíno que se trabajaba en las ferrerías locales. La fiesta se ha convertido en todo un referente en la pequeña localidad de Xareta, prueba de ello, las centenares de personas que acudieron ayer a Urdazubi, ha disfrutar de la jornada. Aunque el cielo amenazó, al final, no llovió, cosa que agradecieron todos, tanto los organizadores de la fiesta, los participantes y el numeroso público. Para las 10.00 horas la plaza del pueblo presentaba aspecto inmejorable, con el mercado artesano, con productos de calidad, para comer, beber, o comprar algunos complementos. Entre los artesanos, destacaban los hermanos Brun, quienes mostraron su destreza en el arte de la forja. También entre los puestos artesanos, había uno que llamaba la atención por su color rojo. Se trataba del puesto de La Vuelta ciclista a España, en el que se vendía material y se informaba sobre la siguiente edición que comenzará en apenas dos semanas. Y es que Urdazubi recibirá la visita de la ronda española el próximo 3 de septiembre.

Mientras los visitantes merodeaban por los puestos de la plaza, los más pequeños disfrutaban con los barcos en el canal, con los hinchables y diversos juegos instalados al lado de la plaza. Todo el mundo esperaba el momento en el que arribarían los bueyes con el mineral de hierro transportado, desde Bizkaia, primero por mar, hasta Donibane Lohitzune, para después transportarlo en gabarra hasta Azkain, y finalmente en carreta tirada por los bueyes hasta el Monasterio de San Salvador. Un poco más tarde de lo esperado, pero por fin llegaron. Antes de empezar el teatro que recuerda las transacciones de siglos pasados, el dantzari Jesús Mediavilla bailó el aurresku bizkaitarra a las autoridades.

teatro Tras el baile, los monjes del Monasterio, Mikel Beola, José Antonio Agirre, Christian Fonnote, Juan Luis Sarratea, José Luis Gómez con el abad Javier Larralde al frente y los ferrones Mattin Villares y Joxe Mihura, acudieron a saludar a los benaqueros bizkaitarras. Tras la cordialidad inicial, los ferrones analizaron el material. El abad, duro negociante, se quejó de que había sido un mal año, y que no podían pagar demasiado. Los benaqueros intentaron hacer caja, y aunque ambos cedieron un poco, la iglesia se llevó la mejor parte. Tasaron la mercancía en 12 monedas de oro, el compromiso de rellenar con fruta las cestas que llevaban el mineral y 150 rezos por cada monje del monasterio.

Tras el acuerdo, unos con el mineral, otros con el oro, festejaron el acuerdo en el frontón, donde más de 300 comensales, 50 visitantes de Pobeña, urdazubiarras y turistas, dieron buena cuenta del zikiro-jate.

Por la tarde, Bankako Menditarrak ofreció una bonita actuación, a la que siguieron los mariatxis y el baile.