Hola, personas, ¿qué tal estáis? Yo bien, como siempre. La semana pasada la informática se puso contra nosotros y nos dejó sin ERP. Pacientemente ha esperado y aquí lo tenéis. ¡A pasear! El paseo de hoy va a ser diferente, va a discurrir en el tiempo, va a ser en blanco y negro. Me explico: voy a pasear por entre las miles de fotos antiguas que nos guarda el Archivo General de Navarra y que tenemos a nuestra disposición.

He salido de casa con mi bici a las 10 horas de una mañana que era un traíler del invierno próximo; el frío y la lluvia me han dado los buenos días, me han acompañado en mi pedalear hasta el antiguo Palacio de los Reyes de Navarra y me han obligado a hacer uso de sombrero y gabardina.

He llegado a AGN y me he dirigido al puesto de recepción, donde siempre me atiende muy amable Mariam pero está de vacaciones. Su suplente me ha adjudicado mesa y ha tomado nota de mi presencia. Cumplido el trámite he subido a la biblio-foto-hemeroteca que con mano firme gobierna la gran Maitane armada de su eficacia y de su sonrisa. Da gusto encontrar gente amable.

Me he sentado en la mesa 43 y he empezado a pasear. Para ello he hecho clik en el inacabable legado de imágenes que nos dejaron don José Galle y su hijo Fernando. En este momento, más de 80.000 fotografías suyas están al alcance de nuestros ojos. Las hay de otros muchos autores pero hoy me he ceñido al fotógrafo de la calle Mercaderes.

He comenzado en una carpeta que no está fechada, la única que no lo está, pero que, a juzgar por lo que en ella se ve, debe ser de 1963.

La primera imagen que me ha sorprendido ha sido una del Club Natación en la que se está acabando de colocar la pasarela sobre el río, de hecho ya está colocada, se ven en ella los cachivaches propios de una obra, listones de madera, herramientas, cubos para el hormigón, etc., hasta ahí todo normal, pero al mirar hacia la derecha veo que debajo del puente está la plataforma en la que se suben los pintores para dejarle los bajos más bonitos que un San Luis,. Dicho soporte no es otra cosa que una pequeña barca flotando en el lecho del río atada a las dos orillas, sobre ella dos tablones que soportan dos caballetes en los que se apoya otra tabla para que se suba el operario a darle a la brocha; pintarían en bañador y flotador, supongo, porque más de uno seguro que se dio algún chapuzón involuntario, la seguridad en el trabajo era pura filfa.

He seguido andando entre imágenes y he parado ante una que muestra como el progreso no elimina de un plumazo lo tradicional sino que convive con él. La foto es una vista de la calle Nueva que remata con la reluciente fachada del flamante Hotel Tres Reyes recién inaugurado, símbolo del desarrollo y preámbulo de la nueva Pamplona que llegaba en los 60, pero sobre su fachada se recorta en un plano más cercano la figura de un hombre que digna y esforzadamente empuja su modesto carro de grandes ruedas de madera, símbolo de la Pamplona secularmente pueblerina. Por la acera un peatón camina con unas tablas al hombro. Aparcados, una moto, un carro de tracción humana y un Seat 1400.

La siguiente parada la hago a poca distancia de la anterior: el número 2 de la plaza del Príncipe de Viana. Las ciudades no solo crecen a lo ancho y a lo largo sino que a veces también lo hacen a lo alto, como demuestra el recrecimiento en altura que experimentó esta casa a la que añadieron tres pisos. En la imagen se ve como están desmontando con mimo el tejado para poder construir hacia arriba. Abajo, la vecindad continúa con su vida cotidiana, en el centro de la fachada se anuncia una oficina de Caja de Previsión y Socorro, en las bajeras se adivinan marcas como Peugeot, Balay, Invicta y Bru, las que ciclos Noain ofertaba, en la esquina Juguetes Purroy; en el comienzo de la calle Sangüesa aparcadas dos camionetas de reparto, una es una DKW con publicidad de ciclomotores Torrot y la otra una 2 CV con anuncio de Orbegozo; en la plaza, aparcados, un motocarro cargado de bidones, una moto con sidecar y dos sin él, circulando una vespa y dos bicis.

De Príncipe de Viana el archivo me lleva a la cercana Paulino Caballero esquina con Cortes de Navarra, donde unos obreros están instalando un vallado alrededor del Coliseo Olimpia para empezar su demolición, la historia se repite: a día de hoy esa esquina esta en solar porque acaban de demoler cine Carlos III que sustituyó al Olimpia. Aparcado un Ford Y, también llamado Ford Prefect.

Las siguientes imágenes me acercan a la vieja avenida de San Jorge; el fotógrafo va montado en un coche mientras va disparando su cámara. En la primera toma se ve una carretera mal asfaltada, unas naves a la izquierda con el correspondiente anuncio de Nitrato de Chile y una especie de miniedificio aislado y raro que luego fue un sitio de esos que cambian besos por dinero llamado Todosí; a la derecha, una construcción muy curiosa con tejados de pizarra negra que albergaba una instalación de Tabacalera. Yo de niño frecuentaba ese sitio porque era amigo del hijo de un empleado y alguna vez fuimos a jugar allí, el almacén estaba lleno de enormes balas de tabaco envueltas en arpillera formando diferentes alturas por las que subíamos, bajábamos, saltábamos, nos escondíamos, lo pasábamos como enanos jugando entre la nicotina.

En la siguiente foto se ven las casas del pasaje de Lapoya. El letrero de Maderas Azcona, hoy empresa centenaria, indica la entrada al microcosmos que era aquel patio rodeado de pequeñas casas con mucha más vida fuera que dentro de ellas. A continuación se ve una casa que ya pertenece a la nueva hornada desarrollista y en su fachada luce un gran letrero que reza: Peluquería Isa; frente a ella viejas casas de ferroviarios. Circulando un triciclo motorizado que parece un Vespacar tuneado en el taller de casa, aparcado un Peugeot 403.

Sigue avanzando el coche de Galle y el siguiente disparo la hace en un punto en el que a la izquierda se ve el letrero que dice Estación Renfe en la verja de la vieja casa que acababa en el Bar España. La fábrica de Múgica y Arellano, hoy instituto Cuatrovientos, y la azucarera de Eugui dan fe de la actividad fabril de la zona, la tapia de Penibérica a la derecha de la imagen lo apostilla, frente a ella dos etxekoandres le dan a la húmeda. En la calzada un Renault 4-4, aparcado un Seat 600.

Nuestro fotógrafo llegó al cruce de Cuatrovientos y disparó su última bala, en ella captó el comienzo de la Avenida de Marcelo Celayeta. La primera casa de la izquierda es una vieja casa de dos pisos en la que dos chapas de Coca-Cola en la pared y un pequeño letrero que dice Bar Cuatro Vientos dejan a las claras lo que esconden sus oscuras ventanas. La siguiente ya es casa nueva de seis pisos y en su esquina tiene un letrero de arriba abajo del Banco Popular Español, a continuación, antes de la Iglesia del Salvador, un edificio de una planta con la esquina en curva alberga una oficina de la Caja de ahorros de Pamplona. Mucho banco para un barrio obrero. Cambiando de acera la casa que nos lleva a Joaquín Beunza luce en su esquina una bonita farmacia. En la calzada un Seat 1.500, el NA-21.307.

Soy un incauto. Este ERP lo escribí a mano en el AGN mientras paseaba por mis fuentes de inspiración y escribí y escribí y ahora al llegar al teclado y transcribirlo veo que escribí para tres domingos así que aquí lo dejo por hoy, pero? continuará.

Qué tengáis una buena semana.

Besos pa’tos.

Facebook : Patricio Martínez de Udobro

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