Las palomas se retrasan como nunca
HASTA EL MOMENTO, En 1.526 avistamientos en el macizo pirenaico sólo se han contabilizado 351.885 torcaces; Y en Etxalar, las capturas suponen la mitad que el año pasado.
La anual migración de las palomas y otras aves en busca de tierras más cálidas se está retrasando de forma muy acusada. Hasta el momento en el macizo pirenaico sólo se ha contabilizado el paso aproximado de 351.885 torcaces en 1.526 avistamientos, cifra muy reducida para lo avanzado de la temporada. Esta situación, atribuida sobre todo a la bonancible meteorología de este otoño, influye de forma negativa en las capturas. Por ejemplo en las redes de Etxalar se han recogido 47 docenas (564 palomas), la mitad que el año pasado.
En el mismo caso se encuentran los otros nueve municipios del Pirineo navarro en los que, como en Etxalar, se practica la caza con redes. Se salvan por ahora los pueblos de Napal (Urdiñarbe, Xuberoa) y Oskix, entre la Baja Navarra (BN) y Xuberoa (Xub.), donde han capturado 1.537 y 902 palomas respectivamente. Con resultados inferiores, están Lanne (Bearne) con 631, Lantabat (BN) con 594, Lekunberri 291 Sara (Laburdi) y 186 Aldudes (BN) con 20, y Behorlegi (BN) y Katagorena (Xub.), que no se han estrenado y están a cero.
Como se indica, los seguimientos, que se vienen efectuando desde 1999 en Arnegi, Banka, Sara y Urruña, registran este año el paso de 351.885 (se volvieron 39.267 palomas contabilizadas en 643 vuelos avistados), lo que representa mucho menos (apenas el 12%) que las totalizadas el año pasado. Entonces, fueron 2.820.385 torcaces en 1951 avistamientos y 265.412 palomas que se volvieron atrás en 1.579 controles, lo que induce a pensar que todavía quedan cientos de miles por migrar pero con el riesgo de que la temporada oficial acabe antes de que las aves se decidan a pasar.
Decepción Por su parte, los cazadores de escopeta se muestran decepcionados por los nulos resultados obtenidos en una campaña que está resultando tan nefasta como las inmediatas anteriores. Muchos de ellos han abonado cantidades considerables en subastas de los distintos municipios por ocupar puestos en los collados tradicionales por los que hasta hace unos años se contabilizaban numerosos pasos de bandadas y que ahora apenas registran tres o cuatro días de alguna actividad, o con el buen tiempo las aves pasan muy altas e inalcanzables.
Cada vez son más, tras la bonanza otoñal de los últimos años, los que atribuyen al cambio climático el retraso de la migración, pero es una impresión relativa. El otoño en los valles cantábricos y en esta parte del Pirineo siempre ha sido seco y agradable, aunque quizás este año el buen tiempo con viento sur se impone (lo que auguraban las témporas se está cumpliendo) y palomas y otras aves, con las grullas y otras avefrías está ocurriendo otro tanto, se retrasan como nunca.
En efecto, de acuerdo con los datos que facilita el portal www.palombe.com, cientos de miles de palomas se encuentran concentradas en los bosques de Las Landas y otros de Aquitania donde disponen de bellota y alimento abundante, hasta que con el frío se decidan a reiniciar el vuelo hacia el sur. El tiempo lluvioso e inclemente del pasado fin de semana y la bajada de la temperatura es posible que les anime a partir de ahora. O sea que, como se suele decir en estos casos, paciencia y barajar.
nunca como ahora Los cazadores consultados se muestran sorprendidos y extrañados por el inusual retraso en la anual migración de las aves, que en temporadas anteriores también se había observado pero nunca de una forma tan acusada como ahora. Y otro tanto les ocurre a otras personas que nunca han practicado la caza pero siempre han seguido con interés el incomparable espectáculo del vuelo de palomas, grullas y otras aves menores huyendo del frío del norte hacia tierras más cálidas en las que pasar la invernada.
Al observar que el invierno se aproxima, en este caso las palomas torcaces huyen del norte y emprenden su migración hacia las tierras soleadas. Proceden de los confines de Noruega, Suecia y Dinamarca, pasan por Holanda, Bélgica y Francia en cuyos bosques encuentran donde alimentarse y después, en grupos llamativos y bien disciplinados, cruzan, de fines de septiembre a mitad de noviembre, los montes pirenaicos, con destino al sur de la península ibérica y el norte de África.
El espacio recorrido es increíble y la velocidad desplegada, además poseen un fino instinto para prever la nieve, eludir huracanes y temporales y bordear el viento. Cuatro meses más tarde, al comienzo de la primavera, emprenderán en sentido inverso las rutas del cielo. Y así año tras año, haciendo demostración de un evidente atavismo heredado de sus antepasados, como un milagro de la Naturaleza.