tudela - El proyecto de la plaza del Horno Coscolín en el Casco Antiguo de Tudela, que ha elaborado el estudio de arquitectos Blasco y Esparza, contará con un ascensor urbano en el acceso desde la calle Fuente de San Antón (cruce con Pontarrón) para salvar los 3,5 metros que existen de desnivel. Bajo unos soportales, los viandantes podrán acceder a la plaza por unas escaleras que salvan esa altura pero era imposible realizar una serie de rampas para cumplir con la accesibilidad ya que de esa forma la plaza hubiera perdido gran parte del espacio que tiene (1.000 m2).

Estos detalles se dieron a conocer ayer durante las 13ª Jornadas de Rehabilitación y Regeneración Urbana en la que los arquitectos Manuel y Curro Blasco presentaron el proyectos definitivo de la primera de las dos fases en las que se divide la actuación. La primera abarca parte de la plaza, dos edificios y la conexión con la plaza Vieja y está ya terminada a falta de comenzar a dar las licencias. La segunda fase sería la parte trasera, es decir, la zona que conecta la calle Pontarrón (y cubrimiento de Mediavilla) con Fuente de San Antón y calle San Antón.

los detalles La plaza que nazca de esta actuación y que conectará con la plaza Vieja tendrá dos pasajes de acceso a la misma, uno en la estrecha calle ya existente y otro bajo el arco de entrada al edificio que tiene un escudo heráldico en la fachada, que da a la plaza Vieja. Todos estos pasajes (habrá otro también hacia la calle San Antón) estarán iluminados.

El proyecto basa su fuerza en la importancia del patio, ya que todas las viviendas que orbitan en torno a la plaza mirarán hacia ella con grandes galerías corridas con más de dos metros de profundidad que estarán marcadas con pilastras de hormigón, creando una unidad de tipología en los edificios, siendo estas fachadas hacia el interior más armoniosas y destacadas que las principales, orientadas hacia Pontarrón, San Antón o Fuente de San Antón.

Además la futura plaza que nacerá, tendrá una pequeña zona verde con árboles de cierto porte como abedules con la intención no sólo de dar sombra a la plaza, sino de dotar de color verde al entorno. Por otra parte, toda la parte de la planta baja de los edificios estarán construidos como soportales y la intención, cumpliendo el deseo de la Administración, es que sean de consumo cero o incluso passive house. Esta reurbanización de la zona ha sido promovida por Nasuvinsa en colaboración con el Ayuntamiento de Tudela con un presupuesto inicial cercano a los 3 millones de euros para “reordenar este entorno urbano, liberar espacios de uso público y de convivencia”. La intención es construir 17 viviendas y un garaje subterráneo con una capacidad para 40 vehículos.

Según explicó Manuel Blasco, “la tipología de los edificios tendrán cierta reminiscencia a los palacios barrocos del siglo XVII y XVIII de Tudela, con grandes ventanales y con contraventanas recordando un poco a la tradición”. Tanto Manuel como Curro Blasco, destacaron que su proyecto era una idea “muy trabajada y elaborada” para lo que han analizado y estudiado no sólo el entorno y el propio terreno, sino la evolución de esta zona de la ciudad, que se encuentra en una ladera entre los dos ríos urbanos de Tudela (el Queiles y el Mediavilla). Señalaron que las viviendas serán de calidad y contarán con financiación porque “quienes entren serán unos pioneros para tratar de recuperar la vida en esta zona de Tudela y regenerar todo el entorno. Se busca homogeneizar las dos partes del Casco Antiguo, la que está más recuperada (de la catedral hacia la plaza Nueva) y la más abandonada (de la catedral hacia el Corazón de Jesús).

El proyecto del Horno de Coscolín (que toma el nombre de un antiguo horno que permanece en esa zona) estuvo abandonado por todos los gobiernos durante 20 años, hasta que el pasado año Nasuvinsa decidió recuperarlo y darle el impulso final. En otra fase no se descarta tratar de reurbanizar la plaza Vieja, quitando cemento y dando un aspecto más fresco y verde.