Un año más, el día 24 el carbonero descendió de las montañas para entregar los regalos a los más pequeños, pero antes de eso le tocó desfilar por las calles de Pamplona acompañado por el calor de la ciudadanía. Cerca de 500 personas y 200 animales desfilaron junto con Olen-tzero ante la expectación de aproximadamente 70.000 personas que se congregaron a lo largo del recorrido en una tarde en la que la climatología respetó y favoreció los distintos actos.

Sobre las seis de la tarde los carros, la música y los animales comenzaron a desfilar desde la calle Iturralde y Suit y durante dos horas realizaron el habitual recorrido de años anteriores. Txistularis, dantzaris, gaiteros, fanfarres, zanpanzares y trikitixas se entremezclaron con ocas, bueyes, gallinas, cerdos, cabras y demás animales, los cuales son siempre un gran reclamo para los más pequeños y para los que no lo son tanto. La familia Carbó-Legarda esperaba en la puerta de la Escuela de Artes y Oficios para ver de cerca toda la magia. "Es uno de los días que más disfrutan los críos", comentó Mercedes Legarda. Sus hijos, Sancho y Kilian, observaban con ilusión y nerviosismo la magnitud de este acontecimiento. "A mi me gustan las ocas y las ovejas", comentó Sancho, a quien no le importaba lo que Olentzero le trajera aquella noche. En cambio su hermano Kilian lo tenía muy claro, "quiero un transformer".

Con su cara tiznada, su pipa y su boina, la figura de Olen-tzero era la más esperada de todo el desfile y a su paso por las calles del centro las caras de los niños se llenaban de ilusión. Vestidos para la ocasión, niños, jóvenes y adultos admiraban al personaje conforme pasaba por delante. Nahia, de ochos años, observaba al grupo de ocas: "Los animales son muy bonitos y tengo muchas ganas de ver a Olentzero, le he pedido que me traiga unos juegos y puzles".

una noche mágica Transcurrido con normalidad, el desfile fue avanzando por las calles más céntricas de la capital foral hasta su llegada a la Plaza del Castillo, lugar donde más gente se congrega. A partir de ahí la comitiva continuó por la calle Chapitela hasta llegar a la plaza Consistorial, donde la figura del carbonero se desvió para ser recibida en un gran clamor.

En la puerta del ayuntamiento de Pamplona, la banda de música La Pamplonesa aguardaba la llegada de Olentzero tocando piezas acordes con la ocasión. En este punto del recorrido es tradición que el alcalde coloque un pañuelo al carbonero, pero este año fue La Pamplonesa, en concreto su subdirector Jesús Garisoain, quien tuvo el honor de hacerlo cerrando así los actos del centenario de la formación. "Estamos muy ilusionados, es el último acto del centenario después de un año excepcional, con una acogida fabulosa de toda la gente de Pamplona. Esto significa el broche de oro para este año", comentó Garisoain, que además señaló que la banda continuará con la misma ilusión y con un programa de conciertos muy ambicioso.

La Pamplonesa despidió al carbonero, quien continuó su recorrido hasta finalizarlo en el punto de partida, lugar en el que dentro de un año volverá a ilusionar a toda Pamplona.