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Las voces de Paz de Ziganda

Ainhoa Sarriguren dirige Paz de Ziganda Ikastolako Abesbatza, coro de 52 alumnos con un disco en su haber, 'Ilargipean Abestuz', que ha paseado el nombre del centro por ciudades como Roma o París

Las voces de Paz de ZigandaMikel Saiz

villava-atarrabia - Una mitad de la vida de Ainhoa Sarriguren Morondo -23 de sus 46 años- está ligada a la ikastola Paz de Ziganda, en la que trabaja desde 1997. Esa misma mitad no se puede contar sin Paz de Ziganda Ikastolako Abesbatza, que dirige desde que pisó el centro, recuperando una actividad desaparecida poco antes y comandada por el sacerdote JJ Aizkorbe.

"Cuando llegué como profesora de música, el gerente me lo propuso y yo acepté con ilusión", recuerda Ainhoa. Licenciada en Historia y Grado Medio de Violín -da clases de Música y de Ciencias Sociales en la ESO- no se lo pensó demasiado porque la otra mitad de su vida también tiene un fuerte arraigo coral, como con el coro infantil de la ikastola San Fermín en el que cantó hasta los 14 años.

Total, que dijo que sí y comenzó con un grupo muy reducido. "Creo que no llegábamos ni a 20 niños. Y ensayábamos muy poco tiempo, una media hora en el recreo". Al principio cantaban en festividades del centro. Olentzero, Santa Águeda y poco más. Pero fueron creciendo y salieron puertas afuera del centro. La iglesia de Villava, la de Burlada por San Blas, etc... "Vimos que aquello iba funcionando y cogía fuerza, que poco a poco entraba más gente y que los niños tenían una continuidad y seguían hasta terminar sus estudios. Y con el tiempo decidimos ensayar más, una hora dos veces por semana". La extraescolar, ahora con 52 alumnos, se nutre de chavales desde los nueve hasta los 18 años, de cuatro de Primaria a Segundo de Bachiller. "Eso es lo bueno, que son de edades diferentes", dice.

Con una clara apuesta por la música en euskera -del propio Elberdin, Sarasola, Juncal Guerrero o Eva Ugalde-, el coro también interpreta "obras de diferentes estilos y otras más cercanas a ellos, más pop, con las que puedan disfrutar más".

los hitos del coro En 2011 el Departamento de Educación del Gobierno de Navarra les invitó a colaborar "como coro piloto en el curso que impartía Imanol Elizasu La Voz en la Infancia y la adolescencia, y ese mismo año la Universidad Complutense de Madrid nos invitó a actuar en la iglesia de San Ignacio", dice Ainhoa.

En 2014 participaron como grupo invitado en el concierto de Los Chicos del Coro en el Auditorio Barañáin. "Allí nos escuchó el técnico de sonido, Txuma Huarte, y nos propuso grabar un disco". Y nació Ilargipean Abestuz. Más: en 2016 participaron en la grabación del disco de Anne Etchegoyen Compostelle, que estrenaron en 2017 en el Teatro Olympia de París. "Con ella hemos actuado en el Victoria Eugenia de Donosti, el Arriaga de Bilbao y en las cuevas de Zugarramurdi, un concierto que grabó Euskal Telebista". Ya en junio de 2017, junto con otros coros infantiles, estrenaron Per Agrum, de Josu Elberdin, un encargo de la Federación de Coros de Navarra al compositor de música coral sobre el Camino de Santiago. La obra ha viajado por buena parte de Navarra -Puente la Reina, Tudela, Los Arcos o el monasterio de Iranzu-, y también fuera, como la catedral de Baiona. Y el 8 de febrero llega a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Lerín (19.00 horas), con motivo de la entrega de la medalla de oro de la Federación de Coros de Navarra.

Para completar el extenso currículo de Paz de Ziganda Ikastolako Abesbatza, el año pasado pasaron una semana en Italia con el proyecto Erasmus Plus, y cantaron en Perugia y Roma (en 2020 recibirán la visita de los italianos y cantarán juntos en Burlada). Y participaron en Humanity at Music, proyecto artístico de cooperación organizado por la empresa Mondragón por su 50º aniversario. "Organizaron un proyecto con diferentes coros de País Vasco y Navarra. Como coro infantil de Navarra estuvimos nosotros, y en junio actuamos en Baluarte con la orquesta sinfónica de Navarra, dirigida por el compositor de la obra Fernando Velázquez". Es autor, entre otras, de la banda sonora de Lo imposible.

Además, han cantado en la residencia Amavir Mutilva, en el hospital Materno-Infantil, y han colaborado en la Tómbola de Cáritas y con Gerna, grupo de enfermedades raras en Navarra.

una "recompensa" Tanta actividad es un aliciente para los alumnos. "Los ensayos suponen un gran esfuerzo, ya que mientras el resto de alumnos termina sus clases y se va a casa, ellos se quedan en la ikastola cantando. Pero todo ese esfuerzo tiene su recompensa en los conciertos, donde disfrutan un montón cuando lo han hecho bien, cuando oyen los aplausos... para ellos resulta muy gratificante". Ainhoa no se olvida de "Luis Notario, el pianista que nos acompaña siempre. Nuestro agradecimiento a él es inmenso". Un agradecimiento que extiende a las familias "por su implicación. Siempre están dispuestas a colaborar". Por último, destaca "los vínculos de amistad, emocionales. Creo que es muy importante tener buen ambiente, ya que pasamos muchas horas juntos, ensayando, en viajes, conciertos... y es algo que intento cuidar".