- Bien organizados y con la suerte de que sobran voluntarios. No se puede pedir más. Los barrios de la ciudad han creado importantes redes de apoyo a las personas que más lo necesitan además de confeccionar material de protección a centros residenciales y trabajadoras sociales y de barrio. Es el caso del trabajo que lleva a cabo Melanie Ortiz en el Ensanche. Comenzaron haciendo mascarillas y batas, y ahora se han centrado más en el cuidado de las personas que viven solas en el barrio. "Gente que no puede salir a hacer la compra, a sacar la basura, a manejarse con las nuevas tecnologías o a pasear a su mascota", destaca. A todos los voluntarios se les ha equipado con mascarillas y suman medio centenar que han realizado más de 55 servicios.

Las personas mayores están inmensamente agradecidas con esta labor. Es el caso de Conchi Aldaba, que ha sabido abonarse a Netflix o hacer videoconferencia y conectarse con sus amigas gracias a la ayuda de Diana. "Me gustaría manejar algunos programas más para la tablet. Del móvil también he aprendido mucho. Las nuevas tecnologías nos ayudan a estar menos solas, y más en este momento, al menos en mi caso que me quedé viuda", resalta.

Imanol Lapeña, zapatero de la Txantrea, es uno de los impulsores del grupo de voluntarios del barrio. Tu taller de zapatos se transformó durante la pandemia en una fábrica de mascarillas y batas. "Pusimos un anuncio para sondear las personas que sabían coser y nos encontramos con cantidad de mujeres del Casco Viejo, Ensanche, Ansoáin, Huarte y un largo etcétera, hasta de Monreal. El material lo conseguimos a través de la Mercería Izcue y de Petatxo que nos prestó gomas y material mientras la tela impermeabilizadora llegó de una tienda de chinos que nos donó material. El trabajo en auzolan ha funcionado, y aquí hemos hecho de porteadores, entre otras labores. Ha habido voluntarios que nos han traído el trabajo a la zapatería para su distribución, también menores que han colaborado. Ha sido una experiencia preciosa", subraya. "Está claro que ante la llegada de mascarillas comerciales todo el mundo quiere ganar dinero en vez de repartir más salud para proteger a la población", valora del escenario actual.

Los barrios han desempeñado sus tareas de manera coordinada con los centros de salud y trabajadores sociales de las unidades de barrio. "Se ha llevado material de protección a trabajadores de El Vergel o al centro psicogeriátrico cuando desde las administraciones todavía no había comenzado el reparto", señala. "Ahora hemos parado la producción porque ya no es necesaria. El trabajo se centra en acompañar a personas mayores o llamarles por teléfono, hacer un seguimiento y intentar que no se sientan solas", remarca. Desde la red Auzozaintza TX, Nerea Aldunate, señaló que además del trabajo en el cuidado de niños y mayores, recados y compras, o el mantenimiento de viviendas, se han llevado a cabo otras iniciativas como la confección de mascarillas en casa, la escuela de bertsolarismo, tareas de difusión de recomendaciones sobre alimentación, apoyo al Banco de Alimentos en la distribución del barrio..."por lo tanto estamos muy satisfechos con la respuesta del barrio". "Colaboramos con diferentes entidades institucionales, el comercio del barrio o la comisión de fiestas", subraya. También desde colectivos de personas inmigrantes se han puesto en contacto con la red ya que "las personas en situación irregular tienen más dificultades para salir a la calle pues se ha incrementado el control policial". Y otro apoyo fundamental ha sido al Grupo Feminista del barrio porque "la violencia machista persiste en el confinamiento". "En el barrio son muchas las personas que sufren duramente las consecuencias socioeconómicas de esta crisis, y por otro, que esta situación se acentuará en los próximos meses por lo que será necesario estabilizar la red", subraya Nerea.

En el caso de San Juan/Donibane 86 personas se han ofrecido como voluntarias, y se está atendiendo a cerca de 40 vecinos. Maricruz, José Antonio, Pilar, Ángel, Pablo, Josefina€. están recibiendo en casa sus paquetes sanitarios, medicinas, la compra, la comida, les sacan la basura, arreglan televisiones o instalan un microondas, además de ofrecerles "charlas y acompañarlas en la medida de lo posible, detectar cómo están", asegura Koldo Osinaga.

El Pacto del Mayor, que engloba a diferentes entidades entre las que se encuentra San Juan Xar, en colaboración con centro de salud y Maratxa (grupo juvenil del Barrio), ha tratado de dinamizar este trabajo a "todas estas personas que han decidido que la prioridad son las personas, sus vecinos y vecinas". Desde el centro de salud y la unidad de barrio se identifica a las personas dependientes y sus necesidades. Los voluntarios se organizan por calles o por cercanía a las personas dependientes. "El trabajo va más allá de entregarles paquetes, se están creando relaciones, vínculos afectivos... San Juan es uno de los barrios más envejecidos, ya lo decíamos en el diagnóstico del 2014 del que surgió la necesidad del Pacto por el Mayor... analizando los datos de contagiados también es uno de los más afectados por el virus, también por la presencia de residencias y viviendas tuteladas", explica Koldo. Además de la red de voluntarios una vecina se ha ofrecido a hacer una aplicación de móvil para "poder gestionar toda la red de cuidados o voluntariado, una iniciativa que está en diseño pero bastante avanzada". "Creemos que en esta pandemia vamos a cambiar de mentalidad como barrio y volver a las relaciones de antes con una mayor proximidad entre las personas que viven cerca", remarca.