- Aunque la desolación anímica y económica deprime la mente y la cartera de José Antonio Baigorri, su familia y los trabajadores de la finca navarra, el bellísimo brote vegetal con el que la bonanza del invierno a regalado a la primavera invita al optimismo de metas muy complicadas, pero cuya lejana luz augura un también un frondoso futuro.

En un acto de romanticismo, cercano a la osadía por la crisis que llega con intenciones de engordar, José Antonio Baigorri ha decidido indultar a unos 15 utreros de su camada de larga treintena. En principio, tras la suspensión de los festejos taurinos por la crisis sanitaria del COVID-19, muchos novillos y erales de saca y otras cabezas de una vacada de más de 600 reses eran carne de matadero. La apuesta del ganadero es reservarse la quincena de utreros de mayor calidad por trapío y reata para formar dos lotes que pueda vender el próximo año como corridas de toros. No tiene nada comprometido, pero quiere arriesgarse. Si consigue lidiar una de ellas o ambas, subirá un peldaño en el escalafón taurino al debutar como lidiador de corridas de toros (entre 4 y 5 años). A esta decisión le ha ayudado el haber toreado a puerta cerrada varios toros (utreros sobrantes de 2019) con satisfactorios resultados: reses que se emplearon mucho en el caballo y dieron encastado juego en los engaños de profesionales. En ningún caso esos toros tendrán destino la plaza de Pamplona, ya que la Meca ya anunciado que respetará los compromisos adquiridos con los ganaderos para 2020. Habrá ganaderías que podrán volver a traer a Pamplona todos o parte de los toros reseñados: aquellos que tienen 4 años y que en 2021 tendrán 5, edad límite que marca el reglamento. En el caso de Pincha eso no será posible, porque al cumplir un año más los utreros (3 años) ya pierden su condición de novillos y pasan a ser toros. Para solucionar su vuelta por San Fermín con una novillada completa la divisa lodosana ya va anotando en su libreta los erales (dos años) mejor dotados. -