- ”Porque había que hacerlo”, se le recuerda decir a Bitttori Etxeberria (Elizondo, 1908-1997) al ser preguntada por su activismo decisivo en la clandestina Red Alava, el grupo en el que trabajó a través de la muga del Valle de Baztan con Francia. La personalidad más relevante a la que ayudaron a escapar fue Javier de Landaburu, entonces vicepresidente del Gobierno Vasco, en una arriesgada operación y un rocambolesco viaje desde Vitoria-Gazteiz a Elizondo.

Nunca pidieron identidad ni filiación política ni valoraron simpatías por el nacionalismo vasco, como las suyas, afiliada al Partido Nacionalista Vasco (EAJ-PNV) y presidenta de Emakume Abertzale Batza en Baztan, la organización de mujeres vascas. Inicialmente prestaron ayuda a socialistas y republicanos de la Ribera de Navarra y luego su actividad sería coordinada por el Gobierno Vasco y los dirigentes de EAJ-PNV en el exilio.

Con Bittori, que utilizaba el sobrenombre de Pepita Etxano en la red, colaboraron tres mujeres, Teresa Verdes, Delia Lauroba e Itziar Mujika, que serían conocidas como “las cuatro vascas”. Y en Baztan, su hermano Esteban Etxeberria, Agustín Ariztia, Rafael Garmendia, Bautista Iribarren, Feli Ariztia, Timoteo Plaza y otros, esporádicamente.

Bittori era una mujer decidida y de carácter, adelantada del feminismo euskaldun, animosa y alegre. Se le recuerda volcada preparando piperrada en Baztandarren Biltzarra (entonces la comida popular se cocinaba íntegra en el valle) y en el posfranquismo tuvo la satisfacción de ver ondear la ikurriña en la Casa Consistorial de Baztan y a Timoteo Plaza, torturado por el sanguinario y criminal policía Melitón Manzanas (luego, vergonzosamente condecorado por el Partido Popular) como alcalde.

En la entrevista que le hizo Eugenio Ibarzabal, Bittori Etxeberria manifestó: “Tenemos la gran satisfacción de haber servido a Euskadi y de haber cumplido plenamente con nuestra conciencia”. Fue todo un ejemplo.