- El buen tiempo, las ganas de comprar productos frescos y la curiosidad de muchos paseantes y ciclistas animaron ayer la apertura del mercadillo de Landaben tras permanecer más de dos meses cerrado. Policía Municipal y 25 personas voluntarias se encargaron de regular el aforo y estimaban en más de 2.000 las personas que entraron al recinto precintado a lo largo de la mañana con 36 puestos de alimentación bien organizados. El aforo máximo era de 400 personas con control de accesos, un único punto de entrada por la calle D en su cruce con la calle B y un punto de salida por la calle D en su cruce con la calle L. Vendedores y clientes manifestaban una de cal y otra de arena en su balance a media mañana. Buen producto pero la fruta más cara que los pasteles, aseguraba un comprador. "Hay que entrar por una calle diferente a la habitual y es un poco follón porque cuesta mucho más llegar a los puestos, además de tener que esperar mucho rato", señalaban. Santiago Lorca y Feli León llegaron a hacer la compra en coche desde la Txantrea. "Queríamos producto fresco y dar una vuelta pero hay que guardar la cola", remarcan. Juan Carlos Estevez vino desde Artica a por conservas y con tiempo por delante. También María Ángeles Álvarez quiso darse un paseo y comprar fruta.

En uno de los puestos más próximos a la salida del circuito Jesús Martínez Lázaro destacaba que las normas eran convenientes pero la limitación de aforo la ve "excesiva". "Hemos venido con seis personas para poder atender bien a la clientela pero hay mucha gente que entra a curiosear y el ritmo de ventas es muy lento, va muy despacio. La gente se cansa. Yo creo que no se debería ser tan estrictos con el aforo", remarca. La mayoría de los puestos tenían una anchura de 6 metros (excepto 4 de 2 metros, 3 de 4 metros y uno más de 8 metros). Las vallas indicaban la separación de dos metros entre compradores y en cada puesto había tres dependientes al frente.