- El Festival de Teatro de Olite afronta este domingo el final de su 21ª edición. Y lo hará de nuevo con Sara Bravo como parte del equipo que lo ha hecho posible. Sara comenzó trabajando en Olite para la compañía Global Servicios Culturales en 2015 como acomodadora, y desde entonces no ha parado. “La verdad que es un placer trabajar en este tipo de eventos”, señala esta joven. Música profesional y aficionada al ballet, asegura sentirse en “su mundo” al trabajar en el sector de las artes escénicas.

El festival alcanza su tercer y último fin de semana con todas las localidades agotadas de las funciones de Olite. Mañana se celebra la última jornada con la obra Madre Coraje, con dirección de Ricardo Iniesta. “La verdad que es una función que tiene muy buena pinta”, manifiesta Sara. La poesía española y los teatros contemporáneos han sido el hilo del festival de este año, mostrando un apoyo especial a las compañías navarras. La actual edición ha venido marcada por una programación multidisciplinar donde han tenido cabida el teatro, la música, la danza o el circo; con las medidas necesarias para garantizar la seguridad sanitaria, como el uso de mascarillas e hidrogeles o la distancia interpersonal y la reducción de aforo de 400 personas a 150.

La acomodadora destaca la gran prudencia y respeto con el que se está trabajando. “La verdad que el público tiene mucho cuidado, saben a dónde vienen”, añade. Sara admite que en un primer momento se sintió con cierto miedo por no saber cómo iban a responder los asistentes. “Me he llevado una grata sorpresa, el público entra al teatro y antes de entregar la entrada va directamente a echarse gel ”, reconoce. Además, esta edición no hay largas esperas para ver a los actores al finalizar el teatro. “Otros años se llenaba de gente que quería dar la enhorabuena e incluso sacarse fotos con actores y actrices, y este año es diferente”. Tanto turistas como los propios habitantes de la localidad conocen la situación y por ello han colaborado para facilitar el trabajo de acomodadores, porteros y vigilantes.

Una edición diferente y adaptada a las circunstancias, pero con las mismas ganas de dejarse llevar por la cultura. A pesar de la situación, este año las funciones han tenido muy buen recibimiento, “es inevitable que haya menos gente por la reducción de aforo, pero en casi todas las funciones han colgado el cartel de completo”, comenta. Después de la incertidumbre causada por el coronavirus, el comienzo del festival ha sido una alegría para todos. “Han sido unos días muy especiales, por momentos nos olvidábamos de la situación”.

La acomodadora confiesa estar disgustada con la situación, “en la cultura se ha hecho muy poco avance, no somos conscientes de que para estar bien necesitamos este tipo de eventos”. Sara reconoce que teatro, conciertos y espectáculos ayudan a evadirse y a olvidar los problemas: “en estos momentos es necesario pasar un buen rato y escaparse de la situación”.

Desde la compañía Global Servicios Culturales y todos los trabajadores del Festival de Teatro de Olite esperan poder realizar el año que viene la 22ª edición con la máxima normalidad. “El año que viene esperamos hacer todo lo que no se ha podido”, asegura Sara. Además, reconoce que la buena organización es, en parte, gracias al compañerismo entre trabajadores y jefes, “todos estamos dispuestos a echar una mano, es un trabajo en equipo, y este año se ha notado mucho”, manifiesta Sara.