Cerca de 120.000 litros de aceite doméstico recogidos en 2019 (119.672 para ser más exactos), 75.000 de ellos depositados en los puntos móviles de la MCP. Está visto que el simple gesto de guardar el aceite usado y bajar cada semana a la furgoneta itinerante de la Mancomunidad significa mucho. Así lo demuestra el balance de los puntos limpios de la Comarca de Pamplona. Arrancaron hace ahora 20 años con el primer punto limpio fijo del híper Eroski y desde entonces su evolución ha sido imparable, tanto que año a año las cifras se superan, por un lado, en lo que a visitantes y aportaciones se refiere, y por otro, en lo referente a kilos de residuos domésticos recogidos. La línea va en ascenso, y en 2019 se registraron un 12,79% más depósitos que el año anterior, con 464.912, y y un 5,63% más de visitas, 211.730. En total, hay tres puntos limpios fijos en Pamplona y su Comarca (los de Eroski, Leclerc y Burlada), amén de 15 rurales fijos -que echaron a andar el año pasado-, y 37 ubicaciones de puntos móviles, por los que se desplazan según los días 6 furgones de recogida.Pero este año, además, los puntos limpios de la Comarca de Pamplona han sido protagonistas en la nueva realidad que trajo el covid. El confinamiento, que en gran parte sirvió a la ciudadanía para hacer limpieza en casa, se reflejó después en cifras récord de visitas y depósitos en los lugares de recogida. A pesar de que los puntos fijos de Leclerc y Eroski, amén de los móviles, estuvieron suspendidos desde mediados de marzo a finales de abril y, aún más tiempo, hasta junio, el punto fijo de Burlada -entre enero y julio-, ya se han realizado 224.314 depósitos. Acabó el confinamiento, los ciudadanos sacaron bártulos, ropa y muebles de sus casas, y el mes de junio registró una cifra récord de uso de los puntos limpios con 25.046 visitas (frente a mayo con 13.057, por ejemplo) y 46.724 depósitos (27.087 el mes anterior).

Carmen Láinez, directora del área de Residuos de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, que gestiona el servicio, explica que las cifras siguen siendo "muy positivas. Cada vez damos más facilidades, pero pensábamos que los datos se estarían estabilizando, pero seguimos con la tendencia al alza". Por ejemplo, a pesar de que en enero del año pasado se inauguró el punto fijo de Burlada, ello no supuso una reducción en los depósitos de otro, sino que se mantuvieron. "Ello nos indica que aumenta la generación de residuos, pero, por otro lado, hay que valorar la implicación de la ciudadanía, ya que se puede dar tratamiento a esos residuos". Porque, según añade, "como solemos decir, el que va a un punto limpio, luego suele reciclar en casa". Y en ello tiene mucho que ver el acercar las ubicaciones a los ciudadanos: "Nuestro servicio es facilitar a la ciudadanía que pueda separar los residuos en casa, por eso nuestro servicio, cuanto más se acerque, más éxito tiene". En resumen, ya no hay excusa para separar los residuos. El servicio de puntos limpios, a juicio de Láinez, "ya está consolidado. Nos faltaba la zona rural, pero con los nuevos puntos yo creo que ya está todo el ámbito cubierto".

44 toneladas de envases

Los puntos limpios recogen residuos domésticos de todo tipo, aunque el top, como lo define Láinez, es el aceite doméstico. 120.000 litros solo en 2019, que van destinados a convertirse en biocombustible. Le siguen los envases, con casi 44 toneladas recogidas el año pasado (43.851 kilos) y los RAEE o residuos eléctricos (pequeños electrodomésticos, también llamada chatarra electrónica) con 451.025 kilos. "Estos últimos son muy importantes, tienen su legislación, hay que declararlos y llevarlos a un gestor autorizado...", incide Láinez. Porque todo lo que recogen los puntos limpios tiene su tratamiento. "Si tiene reutilización se reutiliza, y luego todo lo demás se entrega a empresas autorizadas por el Gobierno de Navarra y son los responsables de que se aproveche lo que se pueda", o de que se elimine la parte que pueda tener no apta, tóxica o peligrosa, por ejemplo, y, así, "no acaben en el vertedero productos que no deberían llegar y que además son nocivos para el medio ambiente.

Y este año no han sido una excepción. Tras el confinamiento, los números se dispararon, como recuerda Láinez. "La gente se dedicó a hacer limpia y a sacar cosas de casa". Pero con los puntos limpios cerrados, tuvimos que aprender a almacenar nuestros residuos hasta su reapertura, una vuelta del servicio que fue frenética: "Tanto en los puntos limpios, como en la recogida de voluminosos ha habido un aumento muy grande que solo ahora, en agosto ya, parece que baja". A diario, más de 300 visitas, algo que no se había dado: "En Eroski, llevamos ya a mes de julio 25.000 visitas, cuando en todo el año pasado justo llegaron a 40.000", y comparando meses, mientras que en enero, antes de la pandemia, 3.762 personas visitaron el punto de Eroski, tras la pandemia, en junio, fueron casi el doble, 6.474".

35% más de voluminosos postcovid

En lo que atañe a voluminosos, desde el 15 de junio, en que Traperos retomó la recogida domiciliaria, hasta el 31 de julio, se ha incrementado un 35% el servicio de voluminosos, de 5.195 avisos de ciudadanos el año anterior a 6.994. "Cuando estamos en casa nos da por limpiar, pero el dato también tiene otras lecturas: está claro que acumulamos demasiados objetos, y está detrás el consumo... y otras cosas", precisa. Cuando Traperos volvió a la carga, tenía 2.000 llamadas acumuladas.

Precisamente en esta limpieza de hogares que se ha llevado a cabo en el confinamiento han vuelto a salir a la luz objetos que ya habían casi desparecido de los puntos limpios: "Las cintas de vídeo no se usan ya, pero a nosotros nos siguen apareciendo", explica la directora de Residuos de la MCP. Llegan un poco tarde, cuando llevan años en casa, debido a esa especie de acumulación inútil a la que estamos acostumbrados y "que nos da mucha pena tirar", a pesar de que lo digan gurús del orden como Marie Kondo.

El confinamiento si ha dejado un residuo estrella ha sido el voluminoso, en forma de mueble, de colchón, de electrodoméstico o de lo que sea. Pero además, la limpieza del armario ha generado un incremento considerable de residuo, el textil: "Los contenedores de ropa han estado a rebosar, han tenido que estar recogiéndose a diario porque se llenaban".

LA MASCARILLA, AL DE RESTO

Y el nuevo residuo por excelencia de esta nueva realidad ha sido la mascarilla y los guantes, que tienen visos de quedarse mucho tiempo. Por si alguien aún no lo sabe, Carmen Láinez recuerda qué tenemos que hacer con ellos: "Las mascarillas y guantes de gente sana tienen que ir al contenedor resto, y si provienen de algún enfermo de covid hay que meterlas en triple bolsa cerrada y echarlas al contenedor de resto". Para tomar nota.

"Los puntos limpios cuanto más cerca están del ciudadano más éxito tienen"

Directora Residuos de la MCP

"En el confinamiento nos dio por limpiar y eso disparó después las recogidas"