Javier Domínguez se ha convertido en un referente de la taxidermia taurina a nivel nacional. Con poco más de 30 años, el exrecortador, ubicado en Fitero, ha trabajado ya con profesionales del mundo del toro como Imanol Sánchez o Roca Rey. Define su trabajo como un "proceso laborioso que engloba multitud de oficios y para el que es necesario las habilidades manuales". Aunque este joven fiterano admite que la pandemia por la covid-19 ha tenido repercusiones fatales en la industria taurina, augura un buen futuro para el mundo del toro.Para adentrarse en la nave donde trabaja hace falta tener decisión porque la respiración se detiene cuando se ven colgadas una veintena de cabezas de toros y vacas bravas con sus cuernos y la mirada fija. El realismo de sus figuras y su envergadura pone la piel de gallina a cualquiera que se acerque a admirarlos de cerca. Del realismo de su trabajo da buena cuenta la anécdota de hace dos años cuando dejó en el campo uno de sus trabajos de un toro disecado (Dorado) mientras esperaban a cargarlo y unos niños al verlo llamaron a la Policía Foral que se personó en el lugar.

los inicios

"Yo soy cazador y exrecortador de vacas. A raíz de ver amigos que tenían en su casa animales disecados empecé a interesarme por el mundo de la taxidermia", asegura Javier Domínguez. Sin ningún antecedente familiar en este oficio, el joven afirma que es un trabajo que quienes lo realizan los llevan prácticamente en secreto: "Nadie te quiere enseñar, tienes que ser autodidacta. Aprender tú solo a base de práctica. Yo empecé a ver vídeos de gente, sobre todo norteamericana, curtiendo pieles para, posteriormente, trabajarlas. Aquí en España no hay profesionales que te enseñen a hacerlo".

Al frente de su empresa, Taxidermia Alhama, define su trabajo como "habilidoso", ya que engloba muchos oficios como la carpintería, el trabajo con poliuretano y con fibra de vidrio, y, según añade, "además, para trabajar en el mundo de la taxidermia taurina, te tienen que gustar mucho estos animales y aplicar los conocimientos que tienes sobre ellos a tu trabajo".

Pero los toros no son los únicos animales con los que el joven trabaja, ya que también se encarga de recuperar la semblanza de animales de caza, aunque aclara la gran diferencia: "Los animales salvajes que pertenecen al mundo de la caza son muy parecidos entre sí y trabajar con ellos es fácil porque siguen el mismo patrón. Trabajar con toros es mucho más complicado. Depende de la ganadería a la que pertenezca la res, varía el pelaje, el animal y la forma de trabajar con él". También cada día ha de dar cuerpo a más mascotas y animales de compañía, ante las peticiones de sus propietarios, aunque afirma que este tipo de trabajo lo ve muy personal: "Al final, aunque no te encante lo tienes que hacer".

Domínguez estima que dedica entre 50 y 60 horas a cada cabeza de toro, tiempo que se multiplica por tres cuando se trata de un animal entero, y define su producto como personalizado y caracterizado: "Yo trabajo mucho para las ganaderías navarras porque aquí hay otra normativa diferente a la del resto de España. Los animales que corren en los encierros de los pueblos o los que participan en sueltas de vacas no se sacrifican directamente; por eso los ganaderos tienen un vínculo muchos más fuerte con esos animales. Ellos conviven con los animales durante muchos años y te exigen más a la hora de trabajar".

Las principales ganaderías de festejos taurinos populares de Navarra, Aragón, La Rioja o Valencia han contado con sus servicios, así como numerosos matadores de toros que han querido guardar de recuerdo los toros que les encumbraron a la gloria. Entre ellos, se encuentran ganaderías como Arriazu, Merino y Eulogio Mateo y toreros de la talla de Imanol Sánchez y Roca Rey.

en el confinamiento

Domínguez asegura, además, que el mundo de la taxidermia y del toro ahora mismo está en auge y que cuenta con mucho mercado. "Hemos conseguido que se expanda la cultura del mundo de la taxidermia. Ahora, cuando un hombre va al campo y mata a un animal normalmente se lo quiere llevar a casa como recuerdo".

Precisamente, con animales de caza trabaja mediante encargos, pero en el mundo taurino asegura que le es conveniente tener producto en stock. "El precio de una de estas cabezas depende mucho de la plaza de toros donde las adquieras. El trabajo para mí es el mismo pero a la hora de comprarlo el precio no es igual en las plazas de más prestigio como Pamplona, Madrid, Bilbao y Sevilla que en otro tipo de plazas". Algunas de ellas le pueden costar 500 euros.

Pese al parón que supuso el estado de alarma por la aparición de la covid-19 y a lo perjudicado que se ha visto el mercado de estos productos, gracias a su trabajo en redes sociales el joven fiterano ha conseguido vender durante el confinamiento muchos de esos elementos que tenía almacenados. "En el confinamiento ha habido bastantes ventas, sobre todo de las cabezas que teníamos en stock. Yo creo que esto se ha debido a que la gente ha estado más pendiente de redes sociales y a que los aficionados del toro están echando mucho de menos que no haya festejos taurinos ahora. Lo principal es que los clientes se queden contentos y hablen bien de ti, pero no haces nada con eso si no publicitas el resultado final", concluye.

"Para trabajar en taxidermia taurina te tienen que gustar mucho los toros y aplicar los conocimientos que tienes"

Taxidermista