- El de ayer fue el último día de trabajo de José Luis Salaberri, que en los últimos 11 años ha estado destinado en el servicio que Policía Municipal de Pamplona mantiene en el edificio consistorial para la vigilancia de las entradas y salidas. Desde el puesto de control en el zaguán o en la puerta de acceso desde la plaza de Santiago junto al mercado, Salaberri ha sido para muchos pamploneses el rostro amable que se encargaba de apuntar con rigurosa precisión los nombres de todas las personas que por un motivo u otro tenían que acudir al ayuntamiento o que indicaba el lugar exacto al que presentar una instancia un trámite.

“Aunque no es un punto de información, por aquí pasa mucha gente cada día preguntando por una cosa u otra y siempre he intentado ayudar de la mejor forma posible”, comentó ayer Salaberri. Comenzó a trabajar en la Policía Municipal en 1986 y en 2009 fue destinado al edifico consistorial, donde ha cumplido a la perfección con la primera tarea de un funcionario público: el servicio a los ciudadanos.

Frente a los que ven el ayuntamiento como un búnker al que proteger, Salaberri ofreció siempre la imagen cercana que todos los ciudadanos esperan de su consistorio. Ayer fue un día muy especial para él, para sus compañeros y para muchos de los que han estado trabajando estos años a su lado. El propio alcalde Enrique Maya bajó a saludarle antes de que terminara su última jornada de trabajo y el exalcalde Joseba Asiron hizo lo propio cuando accedió por la mañana al edificio consistorial. “Me voy con la satisfacción de haber cumplido con mi trabajo lo mejor que he podido y con muy buenos recuerdos”. Seguro que su mujer Rosa y su hija Nahia agradecen su jubilación y que a partir de ahora pase más tiempo en casa con ellas. Eskerrik asko, Salaberri.