os y las policías de la Comarca de Pamplona llevan meses lidiando con una pandemia que, además de cifras nada halagüeñas en los hospitales, está dejando también fuera de ellos un buen puñado de multas, toques de atención y sanciones en lo relacionado -sobre todo- con el mal uso de la mascarilla, las reuniones de más de seis personas y las quedadas para hacer botellón. Ahora la cosa parece estar más relajada, coinciden los agentes, pero es cierto que ha tocado reforzar la vigilancia y dispositivos en parques, plazas y zonas de esparcimiento para disuadir a quienes deciden obviar la norma. Porque el virus no descansa, eso es así, pero ellos y ellas tampoco.

"El mayor problema que nos encontramos es con el uso de la mascarilla, por la picaresca: hay quien la lleva bajada y cuando te ve, se la sube. Eso si les pillas: a veces denuncias a tres, con otros tres no te da tiempo a llegar porque te han visto y se han ido corriendo y otros tres que se la ponen al momento y terminas por darles sólo un aviso", explica Rubén Antúnez, jefe de Policía de Villava. Asume que también hay cierta confusión, "porque sale normativa nueva cada dos por tres y la gente no está informada, hay muchos cambios y nos preguntan dudas. No saben qué se quita, qué se pone, que está vigente o qué no. Y hay quien es requerido por incumplir algo y cree firmemente que lo que está haciendo está bien, porque no es consciente de que la norma ha cambiado", lamenta.

Eso sí, de haberse celebrado las fiestas habrían acabado el pasado fin de semana, el día 11. "y yo le doy a los vecinos y vecinas un 10, ha sido impresionante porque se han comportado estupendamente. No ha habido ningún aviso ni nada relacionado con celebraciones en las no fiestas, es un comportamiento ejemplar", valora. No han registrado, además, "ni una denuncia o sanción" por incumplir el aforo en los establecimientos, algo que también destacan en otros municipios de la comarca, donde ponen en valor el buen hacer de los comerciantes y hosteleros.

"Nosotros estamos bastante contentos por cómo ha funcionado desde el principio el cumplimiento de la norma en este sentido, porque se han respetado los aforos y los horarios, cómo tienen que estar situadas las terrazas, etc€ Haciendo un balance global estamos muy satisfechos", reconoce Carlos Eransus, Jefe de Policía de Barañáin. Aquí, también, el mayor problema es el mal uso de la mascarilla aunque se suma el de los grupos de jóvenes "que se concentran para hacer botellón. Las bajeras están cerradas y es otro de los picos de actuación, incluso a veces hemos tenido que reforzar servicios para controlarlo", indica. Es una cuestión que también han vigilado con distintos avisos los propios "policías de balcón", reconoce. Aquí los agentes han reforzado el servicio en la zona del Lago y las cercanías del Lagunak, "junto a los asadores, en el polígono, que supone un punto de concentración y aglomeración de jóvenes o cuadrillas, en una franja de 16 a 22 años, aunque ha sido algo más puntual".

Esas reuniones tan concurridas al margen de la ley también han inflado el número de actuaciones de la policía municipal de municipios como Ansoáin o Zizur. En el primero, tal y como asume el jefe de Policía, Gorka Jiménez, "hay muchísima chavalería". Se suelen reunir en plazas, parques y zonas peatonales. "En el parque paralelo a la PA-30, a la ronda norte, solemos hacer patrullaje a pie para disuadir a los jóvenes. El viernes pasado vimos tres grupos de más de seis personas, pero al vernos echaron a correr y a veces es complicado pillarlos. Son jóvenes de 20 años para arriba, la gente de más edad si incumple algo suele ser en bares. También en los descansillos de las pasarelas se suelen reunir grupos bastante numerosos. En julio hubo algún caso de 300, una barbaridad", relata.

Afirma, eso sí, que ya no sucede con grupos tan numerosos, es algo que estalló justo después del confinamiento, como en Zizur. "Es un municipio con mucha gente joven, aunque no se trata de perseguirlos o criminalizarlos. Los fines de semana hemos tenido que disolver varias concentraciones con grupos en vehículos, con música, haciendo botellón, actuaciones para las que hemos establecido dispositivos especiales con la Policía foral o la guardia Civil", explica Sandra Irazábal, jefa de Policía de Zizur Mayor. En el sector Ardoi, en la zona próxima a las instalaciones deportivas, "tuvimos que cerrar con bloques de hormigón diferentes espacios para evitar concentraciones".

Aquí también la incorrecta utilización de la mascarilla se ha llevado buena parte de las denuncias, "ya que prácticamente la totalidad de la población la utiliza pero no de una forma adecuada. Otro tema de difícil solución es la gente fumadora que no respeta los dos metros de distancia, también ha habido un par de casos de víctimas de violencia de género que se han tenido que confinar con sus agresores, y a los compañeros les resulta complicado dar respuesta a las múltiples casuísticas por las que nos preguntan los ciudadanos y que no vienen reflejadas en la normativa", relata.

Y es que además de empaparse de los cambios de ley y reciclarse casi a diario, los agentes han tenido que adaptar los mercadillos en Burlada o Barañáin a las nuevas medidas e incluso modificar el turno para amoldarse al horario continuo de los centros escolares en Villava, por ejemplo, mientras regulaban el tráfico y atendían las labores administrativas. Porque el trabajo que ya acumulaban antes de la pandemia se suma, ahora, a todo el esfuerzo que supone luchar contra ella.

En el valle de Egüés conviven 22.000 habitantes en casi 60 km2 en los que se reparten 17 concejos. "Nos resulta imposible abarcar todo y controlar el cumplimiento sobre todo del uso de las mascarillas. Lo importante debería ser la responsabilidad de la gente, es a lo que hay que apelar porque no podemos estar en todos los sitios a la vez y -por mucho control que hagamos- si se bajan la mascarilla cuando te das la vuelta, no hacemos nada", explica el jefe de Policía, Íñigo de Carlos. Asume que en el valle "los vecinos y vecinas están siendo bastante responsables" y no ha habido grandes incidencias, aunque "la carga de trabajo es brutal".

En Barañáin, además de controlar los aforos de los actos culturales, han realizado labores de reparto de libros y material durante el confinamiento y ahora ejercen de "rastreadores", notificando cuarentenas por las viviendas. También en Burlada: "Cada día son cosas diferentes, la hostelería, las terrazas, tiendas, botellones, reuniones familiares, deporte, reuniones sociales... Hacen falta directrices y a eso hay que sumarle el día a día", reconoce el jefe de Policía, Javier Lizarraga. "Aquí se juntó con el asfaltado, que implicó el corte de calles, modificación de circulación, de estacionamiento€ Había que señalizar, preparar y planificar además de controlar. Ha habido sobrecarga pero se ha sacado, y la nota que pongo, para todos y todas, es buena -confiesa-. Todo el mundo se ha comportado".

"Ha habido fines de semana en los que hemos disuelto más de una concentración"

Jefa de Policía de Zizur Mayor

"Ha habido sobrecarga de trabajo pero la gente se ha comportado, y con buena nota"

Jefe de Policía de Burlada

"Hay que apelar a que la gente sea responsable, no podemos estar en todos lados"

Jefe de Policía Valle de Egüés

"Estamos contentos porque se han respetado los aforos y los horarios en bares"

Jefe de Policía de Barañáin

"Aquí el problema es la chavalería, en los parques se reúnen grupos muy numerosos"

Jefe de Policía de Ansoáin

"Con la mascarilla hay mucha picaresca y gente que te ve y sale corriendo"

Jefe de Policía de Villava