Pamplona se acerca a las 1.000 terrazas, cuya instalación por diferentes espacios urbanos de la ciudad se ha multiplicado en los últimos meses.

En total, el Ayuntamiento de Pamplona ha recibido 1.378 solicitudes para colocar nuevas terrazas o ampliar las existentes desde que la normativa municipal se modificó para agilizar la tramitación y ampliar la concesión de permisos como una forma de ayudar al sector hostelero ante las pérdidas que arrastra por las restricciones derivadas de la pandemia.

Desde que el Ayuntamiento abrió el abanico, el número de concesiones no ha parado de aumentar. Los datos facilitados esta semana por el área de Seguridad Ciudadana indican que de las 1.378 solicitudes recibidas, 1.078 han sido autorizadas y 300 denegadas.

“Hay algunos establecimientos que han solicitado 2 y 3 veces autorizaciones de ampliaciones y 300 han sido denegadas. Como en el caso anterior, había algunos con 2 y 3 solicitudes” ha señalado el concejal delegado Javier Labairu.

El aumento de los permisos ha sido más acusado a partir de diciembre, desde que el Ayuntamiento estableció unos criterios para atender las solicitudes que iban llegando para el establecimiento puntual de terrazas de hostelería en nuevos entornos.

A finales de enero ya había 746 locales de hostelería con terrazas, el 66% del total. Cinco meses, cerca de 900 establecimientos presentan una ocupación de espacio público con terrazas, incluidas todas las mesas altas, que también se consideran terrazas.

“Existen peticiones permanentes, que deben ser presentadas con proyectos definidos y que las estamos estudiando con mayor intensidad. Primero estamos priorizando las terrazas temporales, ya que tiene mayor prisa”, ha explicado el concejal.

Ante el cierre de los interiores, disponer de una terraza ha supuesto para muchos hosteleros la única vía de ingresos y de supervivencia de sus negocios.

Pero ha habido otros que no han tenido esa opción. Esteban Bermejo, de 38 años, propietario de la taberna gastrobar Miel Otxin, ubicada en la calle Curia, es uno de ellos.

En su caso, ha presentado 3 solicitudes al Ayuntamiento, las 3 denegadas.

“Me han llamado y amablemente me han explicado porqué no me autorizaban la terraza. Lo he entendido pero en otros lugares con las mismas condiciones que mi establecimiento se ha permitido y eso es lo que no me explico” ha señalado este viernes el propietario del local.

Lleva dos meses con el negocio cerrado y en el último año apenas ha podido trabajar, sólo cuando se lo permitió la apertura de los interiores. Dispone de un par de mesas altas, donde solo pueden estar 4 personas, y lamenta que no le dejen colocar 4 mesas bajas para ofrecer comidas.

“Me alegro por los compañeros que han podido optar a terrazas, ampliaciones y permisos, pero creo que se ha gestionado mal desde el gobierno municipal ya que a los que por diferentes motivos nos han rechazado o no entrábamos en los requisitos, como la ubicación de la calle, nos han dejado descolgados. Te sientes de menos”.

Se le ve preocupado y como todos, cansado de esta situación. “Tener un bar dependiente de interior es vivir con una impotencia constante. Es una sensación de que te prohíben ganarte la vida y en la que estás condenado a tirar por la borda tantos años de trabajo. Si te cierran por seguridad, vale, lo entiendo, yo he sido el primero en cumplir a rajatabla las normas pero deberían indemnizar como corresponde”.

Con respecto a la situación que ha vivido en este tiempo, piensa que “la gente nos entiende, pero algunos nos han tildado de egoístas pero si cumples las normas es como en cualquier sitio. Nos han puesto en el foco y eso es muy duro de asumir”.

Bermejo, que comenzó en 2014 trabajando en la cocina del Miel Otxin y que en 2017 decidió coger el negocio, lamenta que “haya gente que crea que nos están hinchando a ayudas, aunque son bienvenidas la realidad es que no cubren ni el 25% de las pérdidas, sin olvidar que a parte tenemos una vida privada que mantener. Hemos gastado nuestros ahorros y mucho más, eso es muy duro”.

Tiene dudas con respecto al panorama que se puede abrir a partir del domingo, cuando acabará el Estado de Alarma y entrarán en vigor nuevas medidas que todavía no han sido detalladas: “Lo que quieren hacer ahora ya lo pueden explicar bien porque me parece muy raro decirle a una persona que o come o no le sirvo un vino. No sé, no lo entiendo”.

Aunque ve bien las alternativas que ha puesto en marcha el Ayuntamiento para instalar terrazas en diferentes espacios de Pamplona, en su caso lo tiene claro. “Han anunciado un nuevo sorteo de las terrazas de la Plaza de Toros, que en principio era sólo para locales de la calle Estafeta, pero la gran inversión que suponen ha conllevado al rechazo de muchos y sacarla a sorteo ahora. Yo quiero trabajar en mi bar, es seguro y puedo dar el servicio que la gente merece”.