Nueve meses es el plazo que el Ministerio para la Transición Ecológica ha dado al Ayuntamiento de Pamplona para que presente un proyecto de demolición de la presa de Santa Engracia en el río Arga después de que no autorizara el proyecto de reparación presentado por Navarra Suma ante la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).

Es la segunda resolución que adopta el Estado en menos de un año en el mismo sentido y en las dos emplea los mismos argumentos para prohibir el arreglo propuesto por el Ayuntamiento.

Por el contrario, considera que eliminar la presa supondrá “una importante mejora hidráulica, ecológica, paisajística y ambiental”.

El informe es definitivo y ha sido dado a conocer recientemente por la CHE, entidad competente en materia hidrográfica con sede en Zaragoza que se ha encargado de estudiar el proyecto y analizar las alegaciones presentadas.

La CHE cita los informes de varios colectivos, como la Fundación Sustraia Erakuntza, Arga Bizirik y AEMS-Ríos Con Vida de Navarra, contrarios al arreglo. A favor de arreglar la presa fueron las alegaciones presentadas por Francisco Javier Soraluce y Ángel Pérez Lucas.

La Confederación establece que la demolición “liberará al río del obstáculo que supone a las corrientes, recuperando lo máximo posible su continuidad longitudinal, y permitiendo el paso de los peces, así como el transporte de sedimentos”.

Como ya hizo en junio del año pasado, la CHE concluye que las razones esgrimidas para mantener la presa -como el uso recreativo o el valor histórico- no justifican la intervención por “no cumplir función alguna ligada al aprovechamiento de las aguas, limitar la capacidad de desagüe del cauce, constituir una ruptura en la continuidad longitudinal del río Arga, y teniendo asimismo en cuenta los impactos ambientales puestos de manifiesto por el Gobierno de Navarra”.

La CHE alude en concreto a un informe elaborado por el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, que también abogaba por la retirada de la presa al entender que así se mejora el transporte de sedimentos, se posibilita el paso de fauna y se reducen los riesgos de inundación: “Los azudes incrementan los efectos de algunas crecidas aguas arriba de los mismos, sobreelevando la cota de caudal y favoreciendo la inundación, por lo que su eliminación también puede suponer una medida más de minimización del riesgo”.

La CHE también menciona un informe elaborado por el Ayuntamiento en la pasada legislatura, en el que los técnicos de Gerencia de Urbanismo consideraban que el azud de Santa Engracia, debido a su desuso y mal estado de conservación, “requiere de un coste de mantenimiento muy elevado, totalmente insostenible a largo plazo”.

Del siglo XIII

Del siglo XIII, sirvió al molino harinero municipal y a finales del siglo XIX generó electricidad. La presa cogió notoriedad en la política municipal después de que una riada en 2018 se llevara la parte central.

Tras algunas dudas iniciales, el cuatripartito abogó por eliminar por completo la presa, pero el cambio en el gobierno municipal en 2019 y la llegada de Navarra Suma a la Alcaldía alteró la postura oficial.

Antes de que acabara ese año, el Ayuntamiento remitió un proyecto de arreglo a la CHE, que de un día para otro pasó a contar con 2 informes del mismo consistorio con proyectos contrapuestos.

Con un coste estimado de 82.000 euros, la idea de Navarra Suma era reparar la presa con un muro de hormigón de dos metros de altura y 20 centímetros de grosor, apoyado en la base que se mantiene de la presa.

Se contemplaban una serie de actuaciones complementarias, como habilitar un camino de acceso a la presa a través del parque de La Runa o la reconstrucción de la zona derruida mediante un muro de hormigón armado de 2 metros de altura y 20 centímetros de espesor.

Aguas abajo, y para conformar la forma de la presa, se contemplaba construir una escollera de 500 kilos hormigonada, una solera del mismo material reforzada don fibras de polipropileno y un paso de peces para permitir el tránsito de la ictiofauna.

Bien de Interés cultural

Aunque no será posible llevar a cabo el proyecto, la CHE deja la puerta abierta a una demolición parcial por el valor histórico que representa la presa y dado que se encuentra en tramo urbano.

Atendiendo a estas dos consideraciones, la Confederación permite que el proyecto de demolición “proponga una demolición sólo parcial” para mantener los restos históricos del azud que se “consideren relevantes”.

No podrá ser de cualquier manera, ya que los técnicos de la CHE recuerdan que la intervención debe ajustarse a una “restauración de la obra primigenia singular, acorde a acorde a sus características constructivas, minimizando su altura, utilizando materiales adecuados, permeabilizando la estructura para permitir el paso de peces y sedimentos”.

En este supuesto, será necesario un informe del Gobierno de Navarra y la CHE valorará “la declaración de la presa como Bien de Interés Cultural por la administración competente que justificara su restauración parcial siempre que fuera compatible con los objetivos ambientales del río”.