La pared del frontón de Leitza desaparece con el mural realizado por Unai Ruiz Galartza, un trampantojo que muestra lo que el frontis oculta. Pero tiene truco. Y es que utilizó la técnica de anamorfosis, que combina las matemáticas, las proporciones, la perspectiva y el dibujo para crear una ilusión óptica cuando se mira desde un punto de vista, en este caso el segundo escalón de la fuente Aienea.

Además, está diseñado para una estatura media de 1,70. “Una persona más alta debe hacer un poco de sentadilla y una más pequeña debe mirar de puntillas”, explica este artista nacido en Bera que vive en Leitza. Lo cierto es que visto desde el punto exacto, dónde pronto se colocará un placa para indicarlo, la pared se vuelve transparente y la plaza Euskal Herria se muestra en su totalidad y grandeza.

Este mural era un encargo del Ayuntamiento de Leitza. En un principio, Unai Ruiz barajó dos ideas. Una era la representación del Ingurutxo, baile típico de Leitza, y la otra el trampantojo, un proyecto más arriesgado y también más complejo a la hora de materializarlo. Pero a este artista le gustan los retos. “La responsabilidad era grande al ser una parte vieja tan bonita”, observa, al tiempo que agradece al Ayuntamiento la oportunidad que le ofreció y la libertad que le dieron a la hora de llevar a cabo el mural.

Contento con el resultado, le satisface sobre todo la buena aceptación que ha tenido por parte de los y las leitzarras. “Había mucha expectación y me ha arropado gente de todas las edades”, recuerda. Lo cierto es que muchas personas se acercaron cuando estaba pintando y corrida la voz, se colocaban en el sitio exacto para ver los progresos del mural y la maestría de Unai Ruiz.

Ahora, muestran orgullosos al visitante cual es la perspectiva idónea. Y es que se ha convertido en otro atractivo de Leitza, escenario de rodaje de varias películas, sobre todo Ocho apellidos vascos, largometraje que todavía atrae a visitantes que quieren conocer escenarios de esta taquillera película. Además, Netflix graba estos días en esta localidad y también en Lekunberri, convertidas en el pueblo ficticio de Salabarria, la serie de Tú no eres especial.

Ha sido el fruto de una semana y media de intenso trabajo, con jornadas de 8-10 horas. “Era una pared raseada con cemento sin tratar y chupaba mucha pintura”, apunta. También explica que realizó con tiza una cuadrícula de un metro por un metro en el muro, con una superficie total de 10 metros por 8 metros, y que una vez elegido el punto desde dónde quería que se viera, realizó una foto para colocar encima de ésta todo lo que ocultaba el frontis.

En los inicios, el momento más complicado, contó con la ayuda de su pareja, Iriber Arangoa Apeztegia. “Fue marcando un cordel para que toda cuadrara en la imagen. El mural está angulado y se ensancha conforme te acercas”, cuenta.

Después de realizar las veladuras, lo siguiente fue pintar los detalles, a brocha. “No me gusta el spray, todo lo pinto al agua”, observa. Y lo dice desde la experiencia, después de realizar varios murales en Bortziriak y Granada. No obstante, era la primera vez que realizaba un trampantojo.

Licenciado en Bellas Artes, durante un tiempo fue profesor y en los últimos años ha estado años al frente del albergue Abarun de Aurtitz, donde dejó su impronta en las paredes. Pero la pandemia obligó a cerrarlo, meses de parón que le llevaron a retomar su antiguo oficio y montar un estudio en Leitza, Sapai margo estudioa, dónde imparte talleres.

En esta nueva etapa pinta lo que le gusta y también obras por encargo, desde retratos o paisajes realistas a trabajos más abstractos, siempre a gusto del cliente. Algunos se pueden ver en su cuenta de Instagram, donde firma como @unairg. Además, participa en la exposición colectiva que se puede visitar durante este mes en la casa de cultura Harriondoa de Lesaka

Asimismo, realiza dibujos en chocolate para Txokosfera, una bombonería de Leitza, otra técnica que exige pericia porque hay que calentar continuamente la manteca de cacao coloreada hasta derretirla y poder aplicarla rápidamente a pincel antes de que se vuelva a solidificar. También dio color a la colección de juegos de madera cooperativos de la compañía Jokai inspirados en la mitología vasca.

El mural se enmarca en las obras de renovación de la plaza Euskal Herria que el Ayuntamiento de Leitza ha llevado a cabo estos últimos meses, una vez finalizadas las obras del tejado de la casa consistorial. Así, se ha renovado y ampliado el pavimento de hormigón, dónde se ha pintado un área de juego para el deporte rural.

Por otro lado, se ha extraído y rejuntado la piedra en los asientos y muros de la zona de la cancha además de renovar las redes del frontis. Asimismo, de cara a mejorar la accesibilidad, se ha construido un camino de hormigón desde la entrada de la plaza hasta el Karrape. Estos trabajos han tenido un coste de 113.183,52 euros, con una subvención del 50% de fondos europeos.