Ambición y sacrificio. Estas son las claves del éxito para Tina Kupinic, la joven jugadora de tenis de mesa profesional a cargo de los talleres que ofertó La Casa de la Juventud del Ayuntamiento de Pamplona desde el 23 al 27 de agosto.

Un curso de aprendizaje dirigido a jóvenes entre 14 y 30 años que contó con un nivel de iniciación y otro de perfeccionamiento y con tres premios en ambas categorías: una tarjeta regalo a canjear por material deportivo de 60 euros, otra de 40 y una última de 20.

Tina, de 28 años, relata que La Casa le dio la oportunidad porque hacen muchos talleres y "cuando oyeron sobre mí, les interesó y decidieron invertir en material para que yo pueda enseñar". Para los que no dominaban el deporte, "el primer día aprendieron algunas cosas básicas: coger la pala, colocarse correctamente y pasar la pelota, que es la parte divertida". Y añade que "en esos tres días de entrenamiento tuvieron tiempo de aprender para que el torneo funcionase".

Al llegar a Pamplona hace dos años, la deportista tenía la intención de seguir practicando tenis de mesa pero se encontró con que era un deporte bastante desconocido: "No tenía ningún sitio donde entrenar aquí, me tenía que ir a Irún y otros sitios para hacerlo, entonces me gustaría que en un futuro otra gente no tenga este problema". Es por eso que se propuso personalmente "acercar este deporte a los jóvenes para que se visibilizara y se hablase mas de él".SU TRAYECTORIA

SU TRAYECTORIAEl tenis de mesa llegó a su vida cuando ella tenía tan sólo seis años. "En Croacia es muy habitual que venga gente a los colegios y te hablen sobre deportes para que te apuntes. El primero que nos explicaron fue el tenis de mesa y yo tenía ganas de entrenar lo que fuese, así que me animé. Pronto nos dimos cuenta de que se me daba bien, pero fue todo casualidad", relata la joven.

Se considera "una persona muy competitiva, así que cuando vi que era la peor empecé a trabajar duro para un día ganar, y ese momento llegó con nueve años", apunta. Fue entonces cuando Tina empezó a competir regularmente: "Iba cada fin de semana a otras ciudades y poco a poco empecé a ganar", cuenta.

En esta aventura, jugó un papel muy importante su entrenador, que "era como mi padre, me llevaba a todos los sitios y mi familia tenía mucha confianza en él", asegura. A él se sumaron sus padres que la apoyaron desde el primer momento. Además, tuvo la suerte de empezar su carrera en un club profesional que "tenía muchos planes de futuro para el equipo femenino de la ciudad", dice Tina.

Actualmente, la deportista se ha tomado un descanso de una carrera profesional que le ha dado muchos buenos momentos. Fue campeona de su país dos veces en modo individual y otras dos en dobles, así como ganadora del torneo internacional Zagiping.

Pero el mejor de todos los recuerdos fue "el día en que llegué a casa después de un entrenamiento y mi madre me dijo que me habían llamado para jugar en la selección y me iba un mes a China" recuerda Tina. "Yo nunca me imaginé algo así y me quedé alucinada", confiesa y añade que "jugar para un equipo nacional y tener el nombre de tu país a la espalda es un orgullo".

Conseguir formar parte de la selección croata tan pequeña fue todo un honor para la deportista: "Era bastante joven y no entendía muy bien la magnitud de lo que había conseguido, pero vi que mis entrenadores y familia estaban muy contentos así que sabía que había hecho algo importante", dice.

No obstante, no todo era de color de rosas. Al decantarse por el deporte, Tina tuvo que renunciar a "tener una vida como la de mis amigas", lamenta. "Siempre he tenido mucha presión. Ahora pienso que igual no debería haber empezado tan serio desde pequeña", apunta la deportista. No obstante, "tampoco me arrepiento ya que se trata de un deporte que recomiendan empezar desde edades muy tempranas", añade.