aia Llorens es una bargotana estudiante del último curso del Grado en Bellas Artes ofrecido por la Universidad de Salamanca, mientras que Fernando Lejarriaga es Técnico en Gestión y Dinamización Cultural -entre varias titulaciones- que recientemente ha llegado desde Madrid para quedarse a vivir en Bargota.

Sin conocerse de nada, esta pareja ha conseguido en 26 días de agosto hacer de cero el nuevo mural situado en las piscinas de la localidad navarra de Tierra Estella.

Se trata de una curiosa obra de arte de 55 metros lineales y 77 metros cuadrados, y para completarla han necesitado hasta 220 horas totales de labor de pintado, realizada de rodillas.

La dieron por finalizada el pasado viernes. 27 de agosto, pero el proceso completo comenzó, según recuerda Lejarriaga, sobre el segundo día del mes. El proyecto estaba abierto para que cualquier persona pudiese colaborar, pero los autores recalcan el respeto que el pueblo ha tenido, destacando que "ha sido sensible a la hora de respetar a la artista, diciendo que deberían consultarlo con ella primero".

La obra tenía varios objetivos. El primero de ellos era poner en valor a la gente joven y apoyarla en este tipo de experiencias, además de intentar lograr ese acercamiento generacional. También quisieron que le sirviera a la artista para su porfolio personal.

Pese a que es abierto para todo el público, el mural está lleno de simbolismo para todas las edades. Es un reflejo de la sociedad, que, como han dicho sus autores, los jóvenes lo son, y lo que hacen debe mirarse desde su perspectiva y con su finalidad.

Con este mural la artista Llorens quiso añadir algunos de sus pensamientos. Según ella, el arte es revolucionario, por lo que no se debe separar del creador: "Hago cosas diferentes. Quería meter un mensaje con mis valores y estilo personal. Suelo hacer arte desde el humor y el sarcasmo", detalla.

¿Cómo fue el proceso? Cuando Fernando Lejarriaga llegó a Bargota y observó la pared vacía de la piscina, le propuso a la alcaldesa del pueblo hacer un mural. Aprovechando que Naia Llorens estudia Bellas Artes, contactó con ella y comenzaron a pensar en el proceso de creación.

Lejarriaga facilitó los materiales a la artista Llorens una vez pensaron la idea del mural. Se encargó de conseguir rodillos, brochines de perfilar, paletinas y pinceles, además de la pintura, trapos, bolsas de basura, plásticas y cubos.

También se encargó de hacer dos imprimaciones al agua para que el hormigón cogiese el color azulado que tiene de fondo, y sobre todo para que fuese monocromático y en buen estado para pintar por encima el mural.

Los colores utilizados fueron azul cielo claro, blanco, negro, rojo, amarillo y verde. Los más importantes son los primeros cuatro.

Desde un inicio, el planteamiento del proyecto fue hacerlo figurativo, y para ello la artista ideó algunos bocetos que dibujaba en un cuaderno. Después, compuso el mural utilizando la edición digital para visualizar el resultado aproximado con los bocetos realizados. Ambos han comentado que se han complementado y han aprendido mucho del otro.

Esos dibujos fue pintándolos a mano alzada a lo largo de la pared, cubriendo la obra entera, además de los que iba produciendo en directo, ya que en todo momento, como sus autores indican, "ha sido un proyecto abierto y creativo". Durante su ejecución, la autora ha ido grabando vídeos y haciendo fotografías para montar después una pieza que englobe el proceso.

Lejarrieta le ha enseñado a elaborar una memoria artística de la obra para poder enseñar sus proyectos: "Ha sido la parte más técnica, otra parte del aprendizaje". Además, quisieron incrustar una frase del pintor Paul Klee que dice lo siguiente, en respuesta a las críticas que han tenido: "El arte no reproduce aquello que es visible, sino que hace visible aquello que no siempre lo es".

Para finalizar, el último día dejaron que los pequeños de la ludoteca pintasen y añadiesen sus ideas. De esta manera, impulsaban el arte y la creatividad de los txikis. Recuerdan cómo terminaron todos llenos de pintura en el proceso.

Los dos autores del proyecto dieron uso de sus conocimientos y referentes a lo largo del proceso. El diseño está basado en el artista figurativo Ricardo Cavolo, conocido también por el resalto del rojo y azul.

Por otro lado, Lejarriaga se inspiró inconscientemente en Boa Mistura. Su forma de trabajar fue la que llevaron a cabo cuando trabajaron con los peques que estaban de ludoteca en el pueblo.

"El arte es revolucionario y sirve para entender a la artista y a sus valores"

"Nos hemos complementado muy bien y eso ha facilitado el trabajo. Hemos aprendido mucho de la otra persona"