El tradicional mercadillo medieval que se celebra en Pamplona con motivo del Privilegio de la Unión de los tres Burgos, que se festeja el próximo miércoles 8 de septiembre, inundaba hoy a ritmo de txistus el Paseo Sarasate y la Plaza del Castillo. El Ayuntamiento de Pamplona optó por este escenario, a diferencia de otros años que se celebraba por las calles de Mercaderes, Nueva, la plaza Consistorial, del Consejo y San Francisco. De esta forma pretende garantizar las medidas de seguridad durante los días 3,4 y 5 de este mes. La situación sociosanitaria ha obligado no solo a un cambio de calles de la feria, sino a establecer una serie de normas para el buen funcionamiento del mercadillo. El aforo era controlado a la entrada y salida. No más de 70 puestos se instalaron desde el viernes en las calles de Pamplona, a diferencia de otros años donde llegaban a 100 comercios.

Tradición y modernidad

En las ferias medievales de Navarra es habitual ver un puesto donde se elaboran de manera tradicional los famosos talos. Este producto tradicional de Navarra, elaborado con harina de maíz tostada, sal y agua, que se cocina en una plancha. En el puesto Taloak Kristina Saralegi, de la zona de Leitza, se han reinventado a la hora de vender sus famosos talos. El producto es envasado al vacío y se puede mantener durante dos meses e incluso se puede llegar a congelar. Pero es preferible consumirlo una vez abierto el paquete. “Es un producto muy tradicional que hemos empezado a vender de una manera más moderna y atractiva”, explicó Amaia Uría, dependienta del puesto. “Una vez abierto se pone en una plancha o sartén, sin aceite, y en dos tres minutos lo sacamos. Se rellena de lo que más guste, desde queso o txistorra a chocolate o verduras. Opciones hay muchas”, añadió. Antes de la pandemia ya comenzaron este proyecto. “Se puso a andar esta nueva forma de vender talos, somos pioneros en ello, y ahora mismo con todas las medidas sanitarias nos viene muy bien”, expresó.

Artesano y natural

Izaskun Olaskoaga lleva más de 35 años dedicándose a la venta de quesos de oveja latxa, que elabora en Etxarri del Valle de Larraun. “Cada uno de nuestros quesos es único e irrepetible, como todo lo natural”, señaló. “La feria está yendo muy bien. La gente se acerca a los puestos y compra nuestros productos, que esa es la mejor recompensa”, destacó. Olaskoaga remarcó que el ambiente vuelve a las calles de Pamplona y agradeció que “tanto ayuntamientos como administraciones públicas fomenten este tipo de eventos para que las pequeñas empresas puedan continuar trabajando e impulsen la venta directa”, añadió. Unos metros más cerca se encontraba el comerció de Thiago Manciel, joyero y orfebre de profesión. “Llevo viniendo tres años consecutivos y el año pasado nos pilló la pandemia y las perdidas fueron considerables”, explicó. “Las ventas esta vez están yendo muy bien, hay ambientillo. La gente tenía ganas de feria y perderse por los puestos”, expresó.