ulces de rocas de avellana, tarta chocovegana, baklawa, thiackry, pastel vasco, jatekon y natillas. La plaza Piparrika del Casco viejo se convirtió ayer en un muestrario de postres del mundo gracias a un proyecto muy especial de AZ Ekimena “que busca aunar multiculturalidad, integración y un dulce sabor”. Con ese objetivo se celebró una degustación de postres realizados por vecinas del Casco Viejo nacidas en distintas zonas del mundo.

“La actividad pretende ser un primer paso para fomentar los llamados encuentros improbables. Por medio del juego, la danza, la música, los idiomas y la comida queremos impulsar la convivencia intercultural para que, poco a poco, se conviertan en encuentros espontáneos de interacción entre personas de distintas procedencias, edades y culturas”, dice AZ Ekimena.

“Somos vecinos que nacimos en Argelia, Camerún, China, Colombia, Galicia, León, Madrid, Marruecos, Pamplona, Sahara, Senegal... Caminamos por las mismas calles día tras día, pero no conocemos nuestros rostros. La pandemia ocultó nuestras sonrisas y ahora queremos volver a ver las caras de quienes nos rodean, reconocer y poner en valor la diversidad existente en el Casco Viejo, nuestro barrio”, añaden.

Y argumentan que, “para relacionarnos y prevenir discursos amargos, qué mejor que encontrarnos alrededor de una mesa con sabores dulces. La diversidad, además de deliciosa, enriquece las mentes y la comunidad y da sabor a la vida comunitaria”. El proyecto Postres del Barrio se inició en agosto de 2021 y es una iniciativa vecinal impulsada por AZ Ekimena, en la que participan personas que viven o conviven en el centro de Pamplona. Cuenta con la colaboración de Aldezar, Piparrika, Jateko, Haritu, SEI, Setem y Zaska y con una financiación del área de Migración de Gobierno de Navarra.