Sangüesa, Aoiz y Lumbier son tres de las localidades más pobladas de la Merindad de Sangüesa, seguidas por otros pueblos como Cáseda o Aibar y por una multitud de municipios más pequeños que demandan la mayoría de servicios. Este área tan extensa se reparte entre cinco agentes de desarrollo de Cederna-Garalur. Dos de ellos son Carlos García (cuencas prepirenáicas de Aoiz y Lumbier) y Gabriela Orduna (Comarca de Sangüesa). Los dos suman décadas de trabajo. Carlos acumula 30 años como agente y Gabriela hará 20 el próximo 2022.

“Cuando comencé cada ayuntamiento iba por su cuenta, no se daban cuenta que yendo juntos lograrían más cosas”, afirma Orduna. Ambos trabajan en una de las zonas de Navarra con mayor riesgo de despoblación. “Según los parámetros de la UEestamos en riesgo extremo de despoblamiento”, constata Carlos García. El tipo de poblamiento en las cuencas del Prepirineo es todo un reto. “Las cuencas son el 10% de todo el territorio de Navarra y solo vive el 1% de la población”, sentencia . Su área abarca 144 poblaciones, “pero solo cuatro son poblaciones simples: Aoiz, Lumbier, Urroz y Monreal”.

La pérdida de población también es perfectamente palpable en la Comarca de Sangüesa. “Yo siempre tomo esta referencia: en 2002, cuando entré en Cederna, Cáseda tenía 1.200 habitantes. Hoy ronda los 900”.

Revertir la despoblación de esta y de otras zonas de Navarra requiere de muchas actuaciones coordinadas por muchos actores. “Hay que fomentar el emprendimiento en las zonas rurales. Porque la mayoría de ellos dan servicios a su entorno y además fijan la población porque permite formar familias”, propone Carlos García.

una autovía que aleja Desde Pamplona a Lumbier hay 38 kilómetros, 48 a Sangüesa, que en coche se cubren en 30 y 40 minutos, aproximadamente. “El problema es que con la autovía la gente que trabaja en Sangüesa se plantea vivir en Pamplona y venir solo a trabajar. Y eso hace que la industria no contribuya a fijar la población”, protesta Orduna.

“Siempre nos dicen que en esta zona los datos de desempleo no son altos”, comentaGarcía, a la vez que recuerda que mientras que Lumbier tiene un 4% de desempleo, que no se traduce en un aumento de población, otras como Aoiz están en un 12% (potenciado por el cierre de la planta de Siemens-Gamesa). “El problema no es que ese dato sea bajo, si no que la mayor parte de la población ya se ha jubilado”, puntualiza.

La nueva población que ha llegado a estas zonas ha sido migrando, en los últimos años, especialmente a Aoiz, gracias a los programas de acogida locales. Aunque pasados los años, afirma Orduna, algunas familias se han quedado pero otras han regresado a sus países de origen.

FUTURO LLENO Sin dejar de mirar los retos del futuro inmediato, ambos agentes tienen claro que en el mundo rural hay razones para ser optimistas. “Hay futuro porque hay recursos de todo tipo: cuturales, económicos, turísticos, etc.”, mantiene Carlos García. “El Prepirineo es una zona de descubrimiento”, precisa. Y muestra de ello son los más de 100 alojamientos rurales que han proliferado en los últimos años, añade.

Actualmente, los agentes de Cederna se encuentran inmersos en varios proyectos locales para desarrollar a corto plazo. Son algunos de ellos: La Vía Verde del Irati, el proyecto Eurovelo (en Aoiz y Lumbier) que buscan fomentar el cicloturismo. También el proyecto Tejiendo la Despensa (en Sangüesa) que ahonda en la soberanía alimentaria.

García y Orduna defienden que estos 30 últimos años han supuesto un progreso en el mundo rural. “Ya no se me ve como ‘el chico de las subvenciones’ y eso ya es un avance, bromea García.