n estas noches pasadas el silencio se ha visto turbado por los gritos de las aves, el gruir de las grullas en bandadas, guiadas en la oscuridad por el instinto, quizás por las indicaciones del guión, volando hacia el Mediodía. Todo ha hecho recordar las palabras escritas inventor manus por Cristóbal Colón: "Toda la noche oyeron pasar pájaros", en su cuaderno de bitácora el día 9 de octubre de 1492, que caía en martes, en su afortunado equícoco hacia las Indias.

Para los aficionados a la caza, la pasa de palomas ha vuelto a ser decepcionante. Si han pasado, que es de suponer que sí , lo han hecho muy tarde y por aquí, por el País del Bidasoa no ha sido como era antaño. Algo ha ocurrido, quizás algo hemos hecho para que las palomas hayan cambiado de un hábito de siglos y buscado otras rutas, aunque las grullas sí han pasado día y noche en sus clásicas formaciones ofreciendo el concierto de sus gritos, de sus misteriosas conversaciones.

Las grullas, las que se dicen "aves frías", son pájaros gruiformes, de la familia Gruidae y de considerable tamaño, un metro más o menos, y cerca de 2,5 metros de envergadura. Según SEO Bird Life que las define, es un ave grande y esbelta, de patas y cuello largos y de coloración general gris ceniza, más oscura hacia el extremo de las alas, aunque esto tanto puede que importe algo, como poco o nada.

"Las grullas vuelan con el cuello y las patas estirados, constituyendo bandadas que se reconocen fácilmente, no solo por la característica formación en V (o W) que adoptan, sino por los potentes trompeteos emitidos continuamente por todos los componentes, que pueden escucharse a considerable distancia". Verlas es un espectáculo grandioso, por más que siempre lo hagan muy altas, imposibles para los cazadores a los que les da lo mismo, porque, desde luego, para comerlas no sirven pero que nada.

Al respecto, se recuerda más de 30 años atrás, que el tiempo también vuela, que sí fue cazado un ejemplar que por curiosidad intentó comerse, con inútiles resultados. Desprendido su plumaje y limpias sus tripas, a sabiendas de su dureza, hicieron por cocerla para ver de ablandar su carne correosa como pocas, y una hora y otra, hasta seis horas, se acabó la bombona de butano y no hubo manera. Lo mejor fue la solución, huevos fritos con patatas, chistorra, jamón y lomo a tutiplén el típico "menú colesterol". Y de la grulla nunca más se supo.

En Etxalar, la temporada ha roto todos los registros históricos negativos, con 29 docenas. Nunca, desde el año 2002 cuando únicamente se capturaron 40 docenas, se habían cogido menos, de acuerdo con los datos celosamente recogidos en Palomeras que señalan a la de 1970 con 349 docenas como mejor temporada nunca conocida.

Y los cazadores de escopeta, los que se sitúan detrás y pueden disparar una vez que las redes han hecho su trabajo, tampoco han visto mejor las cosas. Algunos han dedicado a la caza varios días de sus vacaciones, han subido a los collados de siempre pero ha sido en vano. "No es que no se haya cazado, es que ni siquiera se han visto", señala Miguel Mari Irigoien, el alcalde de Etxalar.

En efecto, la pasa ha sido muy inferior a la de la pasada campaña, por ejemplo. En los avistamientos más próximos a la Navarra del noroeste, hasta el 11 de noviembre de 2020 se contabilizaron 2.456.826 palomas en 3.540 bandos y, hasta la misma fecha en esta temporada, se han avistado 1.519.786 palomas en 1.888 bandadas, lo que supone casi un millón menos que el pasado, aunque como consuelo queda que en 2019 aún fueron menos, sólo 355.631 palomas si bien es cierto que entonces se cazaron más.

Curiosamente, en algunos collados, como en Ezkozkolepo, camino del macizo de Gorramendi, la semana pasada se cazaron algunas palomas que se volvían hacia el norte. Y así hubo cazador que pudo decir que algo había conseguido en este ejercicio nefasto. En este paso, que últimamente se ha convertido en lugar de contrapasa desde el mismo mes de octubre, el día 10 de noviembre se vió paloma sin parar en toda la jornada y el 11, festividad de San Martín cuando se dice que es "el fin" también hubo buena pasa por la mañana.

Por cierto, y en lo que puede calificarse de un buen gesto digno de mención y aplauso, en Etxalar y continuando con lo que se viene haciendo, aproximadamente la mitad de las capturas en las redes y después de ser anilladas se soltaron para que siguieran su vuelo unas 120 zuritas. El anillamiento se lleva a cabo por Comptage, Protection et Animation à Lizarrieta, la asociación CPAL. Bien hecho.