- Fue un pionero y uno de los primeros que dio un paso al frente; su compromiso y preocupación por el medio ambiente le hicieron, hace más de 30 años, meterse de lleno con la producción ecológica en Falces en un tiempo en el que apenas se sabía nada al respecto y en el que muchos miraban el tema con recelo. Este año Jesús Aranda, quien impulsara la empresa Ecológicos Aranda en el municipio ribero, ha sido distinguido con el premio CPAEN/NNPEK 2021 a 'Toda una vida dedicada a la agricultura ecológica".

El reconocimiento por parte de la entidad de la que fuese el primer presidente entre los años 1996 y 2001 "es una satisfacción, me sentí muy contento porque tuve la ocasión de agradecer y compartir esa vivencia con todas las personas que a la vez que yo comenzaron su andadura en el mundo de la agricultura ecológica y, por supuesto, con mi familia; sin ella no hubiese podido".

En su día, cuenta, se decantó por este mundo por coherencia, y es que explica, "por aquel entonces íbamos los fines de semana a plantar encinas por el monte con el grupo ecologista de Falces Olaondo y hablábamos sobre la agricultura química. Ya entonces me empezaban a preocupar estos temas; nos informábamos y poníamos en práctica todo lo que aprendíamos y ahí me di cuenta de que los fines de semana hacía mucho por el medio ambiente y entre semana, no, así que decidí pasarme a la agricultura ecológica".

Junto a su familia creó la empresa Ecológicos Aranda, de tradición principalmente ganadera y también agrícola de Falces. Los inicios, cuenta, "fueron muy duros, por un lado se sabía muy poco y la mentalidad era muy difícil de cambiar; había que pasar de ver a los seres vivos de los cultivos (insectos, pájaros, roedores, etc) como enemigos, a tener que convivir con ellos, prescindir de los abonos químicos y demás y, por otro lado, me tocó abrir camino en todos los sentidos y eso no es nada fácil. Ahora miro hacia atrás y me llena de orgullo ver todo lo que se ha conseguido, aunque queda mucho por hacer".

Lo más difícil, explica, "fue ver que cuando prescindí de los abonos químicos, la tierra no producía y le costó mucho volver a ser fértil. Y lo más satisfactorio, sin lugar a dudas, fue ver cómo poco a poco eso cambiaba, darme cuenta de que, si cuidas de la madre tierra, ella te corresponde y te da unos productos con todos sus aromas, vitaminas y sabores".

Además, insiste, el hecho de estar en un pueblo y no en una gran ciudad donde, puede parecer que hay más posibilidades, no le echó para atrás. "Es algo que ni me planteé, fue por convencimiento desde los inicios; tomé la decisión y ya está. Sé que en un pueblo se comenta todo de las personas que hacen algo diferente, pero eso me ha dado siempre igual. Al principio se medio reían de lo que hacía, pero ahora me he ganado la confianza de muchos porque ven los resultados e incluso me van preguntando cosas para ir cambiando".

En 2010 se inició en la producción de aceite, siendo hoy en día el eje principal de su empresa familiar. "Estamos muy contentos con la calidad de nuestro aceite, que ya ha sido premiado con medalla de plata en Ecotrama, el concurso internacional del aceite de oliva virgen extra ecológico de Córdoba". Además, hoy en día aprovechan sus fincas y organizan visitas guiadas e imparten todo tipo de talleres, y todo ello sin olvidar que también siguen con la gestión de su propia carnicería, de la que se encarga su mujer Blanca Guembe, y la Eco Tienda Aranda, un comercio que sus hijas Iosune y Edurne abrieron en 2017.

"A la par que comenzamos con la agricultura ecológica, empezamos a ser consumidores de alimentos ecológicos. La idea de la tienda perseguía dos objetivos: en primer lugar, cerrar el ciclo y poder ofrecer a la gente alimentos ecológicos porque creemos que somos lo que comemos y, en segundo lugar, hacer venta directa de nuestro aceite y preparar desde la ecotienda todas las actividades, visitas y catas que hacemos".

Para Jesús, el hecho de que sus hijas hayan seguido sus pasos no fue una sorpresa "y he de decir que con el paso del tiempo te das cuenta de que de todo aquello que les has intentado inculcar acaba quedando poso. Estoy muy orgulloso de que en todo momento hayan tomado parte de nuestro proyecto y nos hayan ayudado a ponerlo en marcha. Hay que entender que también tienen otras ilusiones y metas, pero todavía nos ayudan siempre que pueden".

Por último, y en cuanto a la evolución que ha seguido el mundo de la producción ecológica, Aranda cree que "queda un gran camino por hacer, pero las personas se están dando cuenta que si maltratamos a nuestra madre tierra, nos quedamos sin ella. Muchos están tomando conciencia de que hay que cuidar el planeta y del cambio climático, pero no tanto del consumo; hace falta más información sobre lo bueno que es alimentarse con productos ecológicos, por un lado para la salud, porque así habría menos enfermedades, y por otro lado, para el medio ambiente".