Como muchas otras localidades de Navarra, Elizondo y todo el Valle de Baztan en general continúan sufriendo la esclavitud y la tortura estéticae integral de sus edificios a causa de los viejos tendidos de electricidad , telefonía y otros, sin que las respectivas empresas suministradoras hagan absolutamente nada ni muestren interés ninguno en solucionarlo. En la práctica, todos los edificios públicos o particulares, incluidos los que son objeto de protección oficial, y los cascos antiguos, siguen sumidos en tan penosa situación a pesar de que existen posibilidades e infraestructuras para acabar con ello.

Las compañías comercializadoras de electricidad, telefonía o combustibles siempre han campado a sus anchas, incluso con el beneplácito, el favor y las ayudas económicas institucionales, para llevar a cabo sus proyectos de suministro, al ser consideradas "de interés público". Y no son pocas las ocasiones en las que se han registrado auténticos abusos en contra principalmente de los particulares que a pesar de su disgusto han sido obligados a soportar tendidos que afectan a la integridad y la estética de sus propiedades, tanto en edificios como en praderas y solares.

Si nos ceñimos a la realidad del Valle de Baztan son más que conocidos los casos en los que un particular se ha visto materialmente "asaltado" por las compañías y sufrido en un solar la instalación de un poste. Para más inri, cuando ha solicitado la retirada para construir su casa en ocasiones ha tenido que abonar el coste de la retirada, y tratándose además de cantidades elevadas.

EDIFICIOS PROTEGIDOS

En Elizondo la situación es sangrante, en especial en su espacio original y en varios de sus edificios históricos y protegidos, un caso insoportable de atentado medioambiental al patrimonio arquitectónico. En las calles Braulio Iriarte y Jaime Urrutia, las más antiguas de la localidad, pero también en otras, el cableado afecta y afea de forma considerable a lo mejor de los inmuebles, su fachada, a pesar de que existe desde hace años posibilidad de soterramiento, de tendido subterráneo.

Las compañías, sin embargo, no se dan por aludidas con la mente puesta más en sus beneficios que en inversiones para solucionar la problemática existente. En la calle Jaime Urrutia, al menos tres edificios históricos catalogados y protegidos, los palacios de Arotzarena, Arretxea e Istekonea, ofrecen una lamentable imagen en su fachada a pesar de que hace años que se habilitaron conducciones subterráneas al ejecutarse proyectos integrales de saneamiento y conducción de aguas. Se incluyeron tuberías para tendidos eléctricos y telefónicos, las compañías suministradores tenían noticia y pudieron soterrar su cableado pero prefirieron mirar a otro lado y no se dieron por aludidas.

Impresentable

Algunos de los cableados, que datan de décadas y continúan en idéntica situación, son impresentables, auténticas marañas de cables que se tendieron sin ningún criterio y sin respetar ni placas ni inscripciones. En Beitonea, una casa objeto de admiración fotográfica en el verano por la preciosa ornamentación floral de sus balcones, en la calle Braulio Iriarte de Txokoto y junto al Trinquete Antxitonea, un ejemplo que hace daño a la vista se reunen cables y tubos de distintas compañías. Se podrían soterrar, pero las suministradoras no lo hacen, en el convencimiento de que tendrán que acabar haciéndolo las instituciones públicas. Todo es bueno para el convento.

Pasear por la calle Jaime Urrutia es otro ejercicio penoso visualmente, que indigna a muchos vecinos y a no pocos visitantes que no comprenden cómo no se pone coto a semejantes desmanes. El tendido entre los edificios del Casino, Goizalde, Etxenikea y Herriko Etxea clama al cielo, cuando en toda la calle hay posibilidad de soterramiento desde hace 20 años.

Y en la calle Giltxaurdi, una vía castigada por horrorosas marañas de cables que hasta hacen temer por la integridad de los edificios ante un posible fallo eléctrico, el problema no es menor. Ni puestos de acuerdo parece que las cosas se puedan hacer peor.

¿Soluciones?

Avanzado el siglo XXI, cuando los planes y proyectos de eficiencia energética y la rehabilitación de cascos urbanos están a la orden del día y son objeto de atención de los medios informativos, no digamos de las empresas especializadas, no parecen vislumbrarse soluciones. La conflictividad entre las instituciones municipales y las compañías suministradoras es patente y se conocen casos numerosos de demandas y litigios entre el eslabón más débil de la cadena, los ayuntamientos, los pueblos y los particulares.

Los municipios acometen proyectos de saneamiento en los que incluyen soluciones para el soterramiento de las líneas éléctricas, telefónicas, fibra óptica, TV por cable y otros en aras del progreso y la mejora de las condiciones de sus vecinos. Pero las compañía continúan sin darse por aludidas: Si queréis hacerlo, lo pagáis vosotros, vienen a decir para explicarlo con claridad.

En lo que atañe a la cuenca del Bidasoa, Elizondo es un ejemplo, pero idéntica situación se puede observar río arriba o abajo, en cualquier pueblo de Baztan, de Bertizarana, en Doneztebe, Etxalar, Lesaka o Bera, cascos urbanos catalogados y protegidos que urgen una solución. Los planes Next Generation quizás tengan algo que decir.