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La feria ganadera de febrero que ya no es lo que era

La feria ganadera de febrero que ya no es lo que era

oco queda ya de ese encuentro ganadero en el que cientos de cabezas de caballos colmaban el recinto de Tafalla y donde ganaderos de todos los lugares llegaban a las 6.00 horas de la mañana para realizar la compraventa de animales antes de que se quedasen sin nada. Poco queda también de esa jornada que daba la bienvenida a las ferias de febrero de la ciudad del Cidacos con ambiente festivo, donde los vecinos y vecinas se juntaban para ver a los animales y puede que a llevarse alguno. Sin olvidar el tradicional almuerzo que continuaba el festejo.

Apenas doce animales, entre ellos caballos, yeguas y mulas, entraron ayer en la histórica jornada caballar en un acto más simbólico que práctico para los ganaderos que antaño llegaban hasta Tafalla para hacer las transacciones con estos animales. Una imagen poco esperanzadora para los que se dedican a este comercio y los pocos vendedores de guarnicionería que llegaron al recinto. Esta festividad, en la que antes se vendían cientos de animales, se saldó con apenas ocho ventas y la incertidumbre de muchos de si volverán a acudir este acto.

Los ganaderos beratarras Patxi Balda y su hijo Xabier, aparecieron en el municipio sobre las 8.00 horas de la mañana, acompañados por un caballo y una yegua, pensando que ya era tarde, aunque, para su sorpresa, fueron los primeros en acudir. "Antes estaba todo lleno de ganado, venía mucha gente del Levante, Barcelona, Santander... de todos lados. Ahora se vende todo en casa", aseguró Patxi. "Somos unos románticos", bromeó Xabier, que añadió que no se perdieron la cita por ser para ellos una costumbre "de toda la vida".

Aunque pocos, hubo quien se acercó a curiosear el ganado, y, alguno, con la intención de volver con un animal a su casa, como el caso de Antonio Antimaveres, que llegaba desde Calahorra. "Me gusta tener caballos en casa y siempre he comprado en esta feria, aunque creo que este año me voy a ir sin nada", relató.

Algunos comerciantes creen que el aumento de los trámites y controles para transportar a los animales han hecho que cada vez haya menos oferta y demanda de reses, pero lo cierto es que el cambio en la manera en la que se hace el negocio es la causa principal de este declive, tal y como explica Jesús Mari De Andrés, del servicio de ganadería de bienestar animal, que lleva desde 2003 realizando los controles a la entrada del recinto. "Antes, a las seis y media de la mañana, todo esto era una fila de camiones para entrar y, prácticamente, no dábamos abasto. Ahora no tiene nada que ver con eso. A las 9.30 de la mañana solo habían entrado cinco vehículos".

Para entrar en el recinto es necesario que los vendedores cumplan ciertos requisitos establecidos, como que el vehículo esté autorizado como transporte de animales de cada especie. Si los ganaderos vienen de más de 65 kilómetros de Tafalla, tienen que tener un certificado de competencia junto con un curso de 20 horas. Además, el personal comprueba la guía de origen, la sanidad y el espacio y la altura del vehículo para que el transporte sea adecuado.

A pesar de las dudas por el futuro de estas ferias, hay quienes aseguran que seguirán asistiendo a esta cita para mantener la esencia y continuar con la tradición de tantas generaciones.

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La feria de ganado de Tafalla cerró la jornada con apenas 8 ventas de animales, entre los que había caballos, yeguas y mulas. Una cifra muy diferente a la de hace años, cuando se vendían cientos de ejemplares.