La XI Fiesta de la Cuajada, uno de los productos estrella del Valle de Ultzama, volvió a celebrarse ayer tras dos años sin realizarse debido a la pandemia. El encuentro tuvo lugar en el campo de fútbol del colegio Larraintzar Ikastetxea, donde se inició con una danza de gigantes acompañada de la música de los gaiteros.

El alcalde de Ultzama, Martin Pikabea, explicó que “hay una comisión encargada de dinamizar este día, la cual ha tenido varias reuniones para ver qué propuestas hay de actividades que se pueden realizar ese día, tratando siempre de innovar en algún aspecto cada año”. Este año la novedad consistió en “la introducción de gaiteros y gigantes”.

A su vez, explicó que “anteriormente la fiesta se organizaba cada año en cada pueblo, tras hacer una propuesta a los concejos y con voluntarios que la llevasen a cabo”. En cambio, “en los dos últimos años se ha hecho en Larraintzar”, porque desde el Consistorio consideraron “que la infraestructura es mejor y la ubicación sería un sitio céntrico”. Pese a ello, “tal vez se retome la costumbre de hacer la fiesta en los pueblos”, algo que Pikabea considera que “es muy bonito para darle vida a cada localidad ese día”.

Añadió que “la puesta en marcha de esta fiesta suele correr a cargo de los vecinos, que se organizan en auzolan (trabajo vecinal)”. Respecto a la recuperación del Día de la Cuajada después de dos años, opinó que “es momento de normalizar todo y seguir haciendo lo que marca el calendario”.

Hubo puestos de artesanos y productos locales durante toda la mañana. Puestos como el de Aitor, cuya familia lleva produciendo cuajada durante cinco generaciones. Vendió “canutillos y cuajada fabricada con leche de aquí, de oveja latxa” fabricada por él mismo. Él ha venido a esta fiesta desde su primera edición y estuvo presente nuevamente en la de este año.

Por su parte, Carlos D. y Saioa, vecinos del Valle de Ultzama, recolectan “miel cruda de todas partes de Navarra, de distintas colmenas, la mayoría recogida este mismo año”. Opinó que, pese a estar el día algo nublado, estaba “bastante bonito”.

Marta trabaja en la Quesería Loperena, de Egozkue, que fabrica “queso de oveja latxa”, que suele producir “de diciembre a junio”. Ahora tocaba “vender lo que se ha hecho”. Vio de manera positiva que después de dos años se retomara esta fiesta que, según ella, “está muy bien”. “Es un lujo poder venir”, declaró.

Los artesanos mostraron diversos productos creados por ellos mismos, entre ellos el kaiku o cuenco para almacenar leche, fabricado “con madera de abedul“, además de “cucharas y bandejas que se usaban en el pasado para hacer pan y tortas de maiz”. También “cuencos para sidra y vino, hechos con madera de castaño, cerezo o nogal”. Lo hicieron “no solo para vender sino también para exponer, porque es un valor cultural al tratarse de piezas de uso popular”. “Cada utensilio tiene su material determinado”, explicaron.

Se realizó asimismo una muestra de esquileo y ordeño de ovejas. Después, se dio a los visitantes la oportunidad de ver cómo se realizaba este lácteo de forma tradicional, a través de una demostración en vivo, además de degustarlo. Posteriormente, se ofreció una muestra de elaboración de queso, exhibición de deporte rural, actuación del coro Jeiki y, por último, exhibición de danzas de la mano del grupo de Paz de Ziganda.

Eduardo, otro de los presentes, vino de La Rioja y afirmó estar “encantado”. Mostró interés por todo, “tanto por los gigantes como por los puestos y la animación que hay”. Se plantea la posibilidad de regresar otros años porque le “toca cerca” y “es muy bonito”.

Leire acudió “a ver los gigantes con el txiki, degustar la cuajada de esta zona, que es muy buena, y ver todas las actuaciones y los puestos de artesanía”. Ha venido “casi todos los años en los que se ha celebrado”. Tras dos años reconoció tener “ganas de hacer vida normal”.

Marina, de Pamplona, estuvo ese día en Ultzama para “pasar el día y tomar cuajada”. Lleva “un montón de años viniendo” y ese día coincidía además que habían venido “unos amigos de Tarragona”, a quienes quiso “enseñar la cultura de aquí porque para ellos todo esto es nuevo”.