“Una nube de sombreros lanzados al viento acogió el triunfo de los cantantes de Elizondo en Llangollen”, escribía el 15 de julio de 1952 el crítico musical deUnidad, el desaparecido periódico de San Sebastián, al informar de la victoria de la Agrupación Coral de Elizondo en el Eisteddfod Internacional Musical de País de Gales. Se trataba de la primera y única, vez en la que un coro ganaba dos primeros premios en una misma edición y el prólogo inicio .

El recibimiento a los coralistas en la entrada de Elizondo.

La Agrupación Coral de Elizondo había nacido diez años antes, en 1942, de la mano del coadjutor y organista don Juan Berekoetxea, hermano del párroco don Mauricio, el promotor de la construcción de la actual parroquia de Santiago, y del maestro Juan Juanito Eraso Olaetxea, “padre del coro”, que se haría cargo de la dirección hasta su fallecimiento. Nació como Orfeón de Elizondo, pero cambiaría su nombre a instancias del maestro Eraso, que, siempre exigente al máximo, decidió reducir el número de componentes .

La primera hornada de voces de ka Agrupación Coral de Elizondo, con su fundador y director Juan Eraso Olaetxea.

Sabía lo que hacía, siempre lo supo. La primera presencia del coro en Llangollen, pequeña localidad al noroeste del País de Gales, se produjo el año anterior, en 1951. El certamen en una localidad de apenas 3.000 habitantes, algo más que Elizondo entonces, es uno de los más prestigiosos del mundo que impulsó a la gloria entre otros al llorado Luciano Pavarotti que, con su padre y formando parte de la Corale Rossini ganaría el primer premio en 1955.

Alegría del triunfo, Juan Eraso alzado por los coralistas.

Allí fue el coro de Elizondo el año 1951, por primera vez sin éxito pero con la afirmación de Juanito Eraso: “Ya sé cómo cantan, el año que viene ganaremos”, ante un lógico y cierto escepticismo de sus coralistas que “ni en sueños” (María Jesús Arregui) lo veían tan posible como él.

El triunfo

Pero así fue, volvieron en 1952, en los “años del hambre, el mercado negro y el estraperlo” (Juan Eraso), época todavía lastrada por la Guerra Civil con serias dificultades económicas a las que la coral no era ajena, pero las familias contribuyeron decididamente y se pudo financiar el viaje. En Llangollen todos los participantes se alojaban en casas particulares, demostración de la identificación de sus habitantes con el certamen, y así lo hicieron los elizondarras.

El día 9 de julio, con el lógico nerviosismo pero con palabras de aliento del maestro Eraso, concursan los elizondarras en la sección de coros de menos de 25 miembros y quedan contentos al observar la rendida ovación y felicitaciones del público y la satisfacción de su director.

En efecto, su intervención salió bordada y esperan ilusionados la deliberación y decisión del jurado. “Creo que nunca me he mordido las uñas como aquel día”, recordará años más tarde el coralista Ramón Cenoz. Por fin, se hace público el veredicto y ¡hemos ganado! celebran y se abrazan alborozados.

Llaman a Elizondo (“Decírselo al Padre Donostia, llamad al Colegio de Lekaroz”, pide Juan Eraso), la noticia corre de casa en casa, por las calles se disparan cohetes, la alegría se desborda y se piensa ya en preparar un gran recibimiento a la expedición.

Pero el certamen no ha terminado y lo mejor está todavía por llegar. La coral concursa en la categoría de hasta 80 voces, el más importante del concurso, en el que participan coros ingleses, franceses, belgas, americanos y de otros países y ¡vuelve a ganar el primer premio! por delante del coro de Manchester que lo había hecho otros años. La alegría es inmensa, con un Juan Eraso exultante que ve confirmadas su dedicación, la calidad de las voces y su confianza en sus coralistas, y allí mismo, la coral es contratada para dar un concierto en el Teatro Royal de Londres y para actuar en la BBC, la televisión inglesa.

Palmarés

Aquel 1952, el año de las luces, se abría un relato cuyas páginas triunfales se prolongarían hasta 1983. Tras el debut en Llangollen, gira triunfal por Francia, Italia, Alemania y Austria, primer y segundo premios en el Festivale Internazzionale di Polifonia Vocale Clasica de Roma en 1953, segundo premio en el Festival International de Chant Choral de Lille (1962), dos primeros premios (1978 y 1980) en el Concurso de Masas Corales de Tolosa., primer premio en el Festival de Canción de las Bardenas de Ejea de los Caballeros (1980), dos primeros premio en coros mixtos y en folklore en Sudáfrica en el International Eisteddfod de Roodepoort en 1981 y una memorable actuación en la Semana Santa de Cuenca. Sólo cuatro coralistas, Tere Olondriz, Lourdes Thetschel, Joxepa Olabe y Jesús Gómez, sobreviven a (¡aunitz urtez!) aquella época escrita con letras de oro en la historia musical de Baztan.